El canciller, Manuel González, sostuvo ayer que, si un cuarto embajador se inmiscuyera en política interna o externa de manera indebida, aplicará la misma medida que tomó con los diplomáticos en Bolivia, Corea del Sur y Venezuela: la destitución. Y lo hará independientemente de quien sea, pues la política exterior costarricense “no está ligada a la complacencia o los guiños afectivos a ningún país”.
Son ya tres los casos de embajadores destituidos por declaraciones. ¿De dónde salieron esas personas? ¿Quién las recomendó?
No me estoy lavando las manos, pero ninguno de los tres casos fue propuesto por mí. Lo arreglé las dos veces anteriores y ahora. Todos los nombramientos los hemos visto el presidente y yo. El presidente ha sometido las hojas de vida. No he tenido ninguna razón de fondo, en esos tres casos, para objetar.
”No tengo ningún reparo en haber apoyado esos nombramientos. Y de lo que se ha hecho, hay muy buenos nombramientos, tanto de carrera como no. Nos sentimos tranquilos de la capacitación, de las advertencias que hemos hecho a todas las personas que estaban nombradas y las que nombramos”.
¿Esas tres personas las recomendó el presidente? ¿Fue él quien puso sus nombres?
Desde que yo los conocí, sí.
¿Usted no sabe quién se los recomendó al presidente?
No, no tengo certeza.
¿Se falló en el nombramiento de esas personas?
La situación se podría prestar para muchísimas interpretaciones, pero nosotros, como Cancillería y como Gobierno, estamos tranquilos de la manera en que hemos actuado. Han sido nombramientos basados en los méritos de las personas, en las hojas de vida, hemos valorado muchos nombres para muchos puestos y también los hemos desechado. No hemos tomado decisiones a la carrera, inclusive al día de hoy hay algunas embajadas que no hemos decidido, en aras de poder poner a las mejores personas.
”Si se hubiese actuado de manera atropellada en el cumplimiento de compromisos, lo más sencillo hubiera sido hacer los anuncios en las fechas cercanas al 8 de mayo del 2014”.
¿Se falló en instrucciones de lo que se podía decir o no?
En cuanto a la preparación que les damos a los embajadores, esta Cancillería se siente sumamente tranquila. Hemos sido muy claros en la normativa. Damos también los cursos de capacitación previos, de aproximadamente tres semanas, que también toman embajadores de carrera. En esto no se puede desconocer la ley, pero hemos informado e insistido.
”Esto demuestra una cosa: en cualquier otro Gobierno, este tipo de cosas se hubiesen pasado por alto, se hubiese dado una palmadita en la mano, se hubiese dicho ‘no lo vuelva a hacer’, porque esta es una situación incómoda, es una decisión difícil. Involucra una persona con la que uno tiene un afecto, un respeto. Se le nombró evidentemente por ciertas razones, ciertos méritos, ciertas cualidades personales, no es agradable estar en esto todos los días (…). Este es el tercer caso, y si, lamentablemente, se dan otros, pues no nos queda más remedio que hacerlo, aunque no nos guste, porque ese es el compromiso que hemos adquirido. Es también un mensaje para el resto del servicio exterior”.
Esta es la tercera vez que por unas declaraciones es cesado un embajador, usted dice que es una advertencia para el resto, pero no parece surtir efecto.
No es un número tan grave. De 62 que hay, tres no es tampoco un gran desplome.
¿Cuál sería un número grave?
En esos casos el mejor número es el cero. Pero, insisto, es una forma diferente de hacer las cosas, con mayor transparencia. La mayor tentación para cualquier Gobierno hubiese sido meter la basura debajo de la alfombra y no entrar en esto, y más bien por exceso de transparencia y aplicación de la norma, nos vemos sometidos a una crítica que estamos dispuestos a aceptar para que las cosas se sepan, independientemente de quiénes sean.
¿Algún Gobierno, como el de EE. UU., le ha reclamado por las declaraciones de Picado?
No, no, no, ninguno. Se entiende perfectamente que esto es una decisión soberana, discrecional, un puesto de confianza y lo que tenemos que resguardar es precisamente la coherencia de la política exterior y la consistencia en las actuaciones que hacemos.
¿La decisión de cesar al embajador Picado podría ser vista como una ofensa por parte del Gobierno de Venezuela?
A mí no me interesa quedar bien ni mal con Venezuela, Estados Unidos o con ningún otro país. Nuestra política no está ligada a la complacencia o los guiños afectivos a ningún país. No es en función de eso que vamos a tomar decisiones de este tipo.