[[OBJECT_PESO_4]]Han pasado 186 días de la campaña electoral más rara de la historia moderna de Costa Rica y hoy, al fin, usted y más de tres millones de ciudadanos elegirán al próximo presidente del país.
Como ocurrió el pasado 2 de febrero, las urnas se abrirán a las 6 a. m. en el territorio nacional y en horarios distintos en 51 consulados ticos por el mundo.
La diferencia en esta segunda ronda es que ya están elegidos los diputados y ya no hay trece candidatos presidenciales, sino dos: el académico Luis Guillermo Solís Rivera (Partido Acción Ciudadana, PAC) y el exalcalde capitalino Johnny Araya Monge (Partido Liberación Nacional, PLN).
Dos candidatos. O uno y medio, en sentido figurado, porque Araya cumplió este sábado un mes de haber anunciado su retiro de la competencia al verse en una aparente desventaja y sin dinero para hacer más proselitismo. Sin embargo, su nombre se verá hoy en las papeletas en 6.515 mesas electorales en el país.
El anuncio del 5 de marzo fue el extremo de un proceso accidentado y aun inexplicable para protagonistas y analistas.
En las últimas semanas, la campaña se comportó como si no fuera campaña, después de la intensidad que logró la primera vuelta. El PLN desapareció por completo de los espacios publicitarios a pesar de que su dirigencia no apagó los motores. No hubo entonces ningún debate entre candidatos. Tampoco hubo una sola encuesta publicada en este último mes.
Solís cerca. La aparente ventaja de Luis Guillermo Solís no se refleja en ningún estudio de opinión. Es producto de una percepción suya (ya habla como presidente electo), de algunos dirigentes liberacionistas y quizás de una parte grande de la población, que siente ya cocinado el proceso electoral.
Incluso la presidenta Laura Chinchilla tuvo un desliz al hablar este jueves sobre “el país que deja a Luis Guillermo Solís”.
Ese es el temor del candidato del PAC: que los electores se atengan y no vayan a votar hoy, lo que le depararía un triunfo con poco apoyo popular. También dice temer que se dé un golpe a la tradición electoral de Costa Rica.
Su meta es obtener un millón de votos, algo que parece muy optimista para un electorado expuesto a una campaña sin competencia.
Este millón implicaría obtener el apoyo de 32,5% del padrón electoral, aunque el 2 de febrero solo logró el respaldo del 20,5% (629.866 ciudadanos) . El porcentaje crece a 30,6% al considerar solo los votos válidos (sin nulos ni blancos). Fue suficiente para quedar primero.
Es decir, Solís quiere tener un crecimiento de un 59% en el apoyo electoral. A favor, tiene la ausencia de otras agrupaciones, pero en contra tiene el descabezamiento de la campaña del PLN, que aplacó la contienda electoral.
El cumplimiento del millón de votos, sin embargo, no serían necesario para que llegue a gobernar el PAC por primera vez en sus 13 años de historia. Hoy un solo voto de diferencia basta para ganar.
Un triunfo del PAC sería el “último clavo del ataúd del bipartidismo”, según palabras de Ottón Solís, excandidato presidencial y ahora diputado electo del PAC.
Al frente, el PLN de Johnny Araya no se fija metas. Quería un millón de votos el 2 de febrero y consiguió solo el 61% de su deseo, en la peor votación en la historia del partido más grande del país.
PLN no se rinde. Los liberacionistas querían, o quieren aún, un tercer gobierno consecutivo después de Óscar Arias y Laura Chinchilla, pero dirigentes como el propio Araya lo ven difícil, y otros, imposible, aunque siguen pidiendo un “voto de la honra”, apelando a los símbolos y a la historia verdiblanca.
El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) reporta tener todo listo. Asegura haber superado el incidente del robo de unas cuantas papeletas registrado a principios de marzo. Fue algo grave, pero “no está en riesgo la pureza del sufragio”, expresó el presidente del Tribunal, Luis Antonio Sobrado, quien no duda en calificar esta campaña como “la más inusual”.
Así se abren hoy las urnas por segunda vez. Atrás quedó la renuncia, el retorno y la ‘re-renuncia’ de Rodolfo Hernández como candidato del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). También el despunte imprevisto de la izquierda con José María Villalta como candidato de Frente Amplio.
Hoy, tras seis meses de campaña, se sabrá quién será el presidente a partir del 8 de mayo.
Partidos y autoridades electorales llamaban ayer a ejercer el derecho y la obligación de votar.