La Habana. A 100 días de entregar el poder a un sucesor aún incierto, la mandataria Laura Chinchilla comenzó a despedirse en Cuba ante sus colegas participantes en esta II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Mientras en Costa Rica se cuece una campaña electoral de resultados inciertos, Chinchilla aseguró a los 31 mandatarios presentes en esta ciudad que el próximo presidente costarricense seguirá buscando la “integración inteligente”.
Sin entrar en temas controversiales como el embargo comercial sobre Cuba, su régimen de partido único o los derechos humanos en este país, Chinchilla exaltó la diversidad de la Celac y prometió que su sucesor mantendrá el apoyo a este grupo de diálogo, del cual Costa Rica será vocero durante un año a partir de hoy.
“El 8 de mayo entregaré la banda presidencial a mi sucesor. No sé quién será, pero sí sé que tendrá igual voluntad de diálogo abierto e integración inteligente con las naciones de América Latina y el Caribe”, dijo en su discurso.
Impulsar la coordinación de la Celac será su prioridad en política exterior en estos 100 días, pero en la política nacional también tiene una lista de pendientes, centrados en reducir trámites y más obras en carreteras.
En este punto, dijo a La Nación que quiere dejar avanzados proyectos de infraestructura ya iniciados (Vuelta de Kooper, San Carlos y Liberia) e impulsar otros en el área metropolitana.
Los trabajos metropolitanos serían la rotonda de la Guacamaya y el tramo norte de Circunvalación de San José (por adjudicar), además de la radial Lindora-Santa Ana. “Ese fue parte del reclamo de los costarricenses”, dijo anoche la mandataria, que en su gestión alcanzó los peores índices de confianza popular registrados por las mediciones en los últimos 30 años.
Tarea pendiente. También considera posible reducir en estos 100 días trámites que, afirmó a este diario, siguen dificultando la competitividad del país, aunque exaltó la mejoría en el ranquin internacional.
En una entrevista dada a la televisión oficial rusa, Chinchilla presentó un recorrido de su gestión que se resumiría así: mejoró la seguridad, mantuvo buenos números económicos. Además, admitió que no pudo reducir la pobreza y tuvo problemas para comunicar, en parte por la falta de dinero por el déficit fiscal (más del 5% del PIB), según sus palabras.
Chinchilla descartó tener ahora más premura por la cercanía de su partida. “Gobernar un país es vivir con la presión implacable del tiempo, en un gobierno tan corto como el que tiene Costa Rica”.
Ahora, que ve el fin de su gestión, dijo tener “sentimientos mixtos”. “Uno tiene ilusión de regresar a las cosas personales, sobre todo la familia, pero también genera nostalgia desprenderse de proyectos a los que hemos puesto amor y empeño”, dijo, escoltada por el canciller, Enrique Castillo, en un salón del centro de convenciones dispuesto por el gobierno de Raúl Castro para esta cumbre.
Consultada sobre su mensaje sin alusiones a Cuba, contestó que no vino a eso. “No vinimos a juzgar a nadie sobre la forma en que cada gobierno establece sus prioridades para enfrentar los problemas económicos, políticos ambientales o sociales. Estamos buscando cómo lograr acuerdos para avanzar de manera más efectiva”.
Chinchilla participa hoy en la clausura de la cumbre, donde recibirá del presidente Castro el timón de la Celac. Aparte de ese traspaso, este viaje significó para Costa Rica la primera visita presidencial a Cuba hasta donde se tiene documentado en registros oficiales.
Chinchilla enfatizó la necesidad de seguir integrándose, aunque sin dejar de subrayar las diferencias entre los países. Dijo que es vital para mejorar la presencia costarricense en América Latina, que estaba “desteñida” antes de su gobierno, según su criterio.
Uno de los temas que Costa Rica impulsa en la Celac es el medio ambiente y por eso intenta que la declaración oficial de hoy reconozca la especial sensibilidad de Centroamérica ante los efectos del cambio climático, tanto como la vulnerabilidad de las islas caribeñas. Ese tema lo atiende el ministro René Castro, quien participa en la cumbre.