Los pasillos legislativos son también el escenario de reuniones familiares. El visitante desprevenido podría pasar por alto los encuentros entre marido y mujer, tío, primo, sobrino o padre e hija que se dan cada día dentro del Congreso.
Un total de 13 diputados de los partidos Liberación Nacional (PLN), Movimiento Libertario (ML), Renovación Costarricense (RC) y Unidad Social Cristiana (PUSC) decidieron contratar a familiares como personal de confianza en sus despachos, con un salario de base de ¢631.000.
A eso se suma dedicación exclusiva por ¢347.000 adicionales y ¢69.300 como incentivo legislativo. Además, ¢50.000 por carrera profesional. En ese caso, el salario sumaría ¢1.097.000 al mes.
Estos legisladores impulsaron o bien permitieron que, de una u otra forma, varios de sus seres queridos llegaran a colaborarles directamente o a colocarse en uno de los 331 puestos de confianza que el Congreso pone a disposición de las bancadas.
De esta manera, los asesores pasan a gozar de derechos como cualquier otro funcionario bajo el régimen de confianza.
Pueden acceder a servicios y equipos para los empleados de despacho, con la diferencia de que pueden ser removidos en cualquier momento por decisión del diputado que los contrató.
Hay dos casos particulares, la jefa de despacho del liberacionista Antonio Álvarez, su hija, Andrea Álvarez, no cobra salario, lo mismo que la exdiputada Damaris Quintana, que trabaja en el despacho de su hija, la congresista Natalia Díaz. En ambos casos se trata de funcionarios ad honorem .
El director de Recursos Humanos de la Asamblea, Hugo Cascante, explicó que no hay un impedimento legal para que los diputados que así lo quieran, se rodeen de familiares, algo impensable en cualquier otra institución.
La Ley de Personal de la Asamblea Legislativa permite a cada diputado contratar, en promedio, a 5,8 asesores de confianza, sin que medie ningún requisito ni filtro, más allá de su criterio.
Como es imposible contratar una fracción (0,8 asesor) lo que se hace es que cada parlamentario aporta su parte decimal a la fracción para poder promediar un número entero de asesores.
Esta situación les permite a las bancadas dejar cierta cantidad de asesores “de fracción”, que también pueden ser familiares de los congresistas.
Este es el caso de Paula Vargas, que es asesora de la fracción del Partido Renovación Costarricense, y sirve a los dos diputados de esa bancada, su esposo, Gonzalo Ramírez y Abelino Esquivel.
Esquivel tiene a su hermana, Wray Esquivel, como asesora.
El ingreso como asesor de confianza es, en muchos casos, una manera de entrar a la planilla del Congreso, en vista de que la cercanía y experiencia ganadas en el trabajo como asesor de confianza abre la puerta para quedarse.
Cascante explicó que luego de una reforma a la Ley de Personal de la Asamblea Legislativa del año 2010, los trabajadores del Congreso pueden aspirar a un cargo en propiedad dentro de la institución, aunque sean parientes de los diputados en ejercicio.
¿Razones? Muchas. La principal: la confianza. Los legisladores se escudan en la necesidad de tener a gente cercana para poder hacer su trabajo.
A esto suman la especialización académica de cada cual, que, en palabras de los diputados, hacen que sus familiares sean prácticamente imprescindibles para poder trabajar en el Congreso.
Al congresista evangélico Esquivel se le consultó si el hecho de que fuera diputado le facilitó a su hermana el obtener un trabajo en la Asamblea Legislativa.
“Eso es irrelevante; si no tiene el perfil para ocupar una plaza de esas, puede ser la mamá, pero no aplica ( sic ), pero ella tiene una licencia en contaduría y administración y en algunos temas que nosotros manejamos”, dijo.
En el caso de la libertaria Carmen Quesada, su esposo, Róger Rivera, fue cesado como director administrativo de la fracción por el jefe de bancada, Otto Guevara, el jueves de esta semana.
Sin embargo, Quesada recalcó que tanto ella como su esposo no tenían problema en trabajar junto en la Asamblea.