“¡Aquí está sepultada la primera banda musical de Costa Rica!”, fue lo que concluyó Juan Vicente Guerrero, luego de corroborar los hallazgos en el sitio arqueológico Rempujo, en Nicoya, Guanacaste.
En la temporada de excavaciones del 2009, el equipo encabezado por el arqueólogo Guerrero, recuperó 110 instrumentos musicales precolombinos, colocados como ofrendas funerarias en tumbas.
La gran cantidad de instrumentos musicales de viento –principalmente ocarinas, pero también flautas y un silbato– llevó a pensar a Guerrero que ese lugar era un cementerio de músicos precolombinos.
La exposición Música y ritos en Bahía Garza – en el Museo Nacional– exhibe 60 de esos instrumentos que ayudan a comprender el papel de la música en las culturas precolombinas.
“Excavamos 11 sepulturas y en todas ellas encontramos ocarinas, incluso en las que habían sido huaqueadas. Nunca antes habíamos recuperado tal cantidad de instrumentos musicales”, aseveró Guerrero.
Vea aquí video sobre: Exposición de instrumentos precolombinos en el Museo Nacional.
Esos músicos primitivos habitaron la península de Nicoya, en el periodo que va del 500 a.C. al 300 d.C., según estimó el arqueólogo.
El sitio Rempujo se localiza en bahía Garza, sobre un cerro con vista al mar, ubicación típica de los cementerios de ese periodo.
Sonidos ancestrales. La exposición recibe al visitante con una vitrina, en la que se reproduce el tipo de tumba y la disposición de los objetos dentro de ella.
“El objetivo es ilustrar los patrones funerarios de estos grupos. Los muertos eran enterrados con sus pertenencias más valiosas, pues se consideraban necesarias para su viaje al más allá”, explicó la arqueóloga Cleria Ruiz, curadora de la muestra.
Las tumbas tenían forma de olla o vasija. Por su gran tamaño y la distribución de los objetos, los arqueólogos creen que fueron enterradas varias personas.
De acuerdo con Guerrero y Ruiz, se halló una cantidad inusual de piezas en cerámica completas y la mayoría de ellas eran ocarinas. En una de las vitrinas, el público podrá conocer las formas, tamaños y funcionamiento de estos instrumentos.
“Muchas de las ocarinas encontradas en Rempujo se caracterizan por su caja de resonancia redondeada y por tener cuatro agujeros. El tamaño también incide en el sonido: las grandes emitían tonos graves y las pequeñas, tonos agudos”, detalló Ruiz.
También se encontraron flautas, las cuales presentan una forma alargada, una caja de resonancia cilíndrica y seis agujeros.
Los arqueólogos sostienen que el diseño de estas piezas no era al azar. “Los artesanos que las confeccionaron debían tener amplios conocimientos sobre música para lograr los sonidos deseados”, agregó Ruiz.
Muchas de las ocarinas muestran figuras de animales.
Los biólogos del Museo Nacional, Giselle Alvarado y Francisco Durán, identificaron varias especies como armadillos. búhos, armadillos, codornices, zopilotes, tortugas terrestres y felinos pequeños, como el león breñero (tolomuco).
Además de los instrumentos musicales, en las tumbas se encontraron otros objetos que formaban parte del ajuar funerario: vasijas de cerámica, colgantes de jade, así como hachas y mazas (cabezas de bastón). Los expertos atribuyen varias funciones a la música asociadas a ceremonias como nacimientos, alianzas matrimoniales, ascenso de un cacique, curaciones, enterramientos, así como rituales para lograr cosechas exitosas.
“Las ocarinas se escuchaban a gran distancia, por lo que no es raro suponer que su sonido era una forma de comunicación entre las aldeas o incluso una forma de alertar sobre el enemigo en tiempos de guerra”, manifestó Guerrero.
La exposición forma parte del “Paseo de los Museos”, una ruta que integra a las tres principales instituciones museísticas en San José. Se puede visitar de martes a domingo de 9 a. m. a 4:30 p. m.