Eran las tres de la tarde del sábado y no había sentido hambre por tanto trabajo. A esa hora, se sentó a almorzar con los pantalones pesados por el barro.
La escena le llamó la atención a alguien que se detuvo a tomar la foto y la puso a circular en redes sociales .
Ese día a Lucrecia Córdoba, docente de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y cruzrojista , le había tocado sacar el barro de la sede de Upala.
Unas 20 horas atrás, la madre de cuatro hijos y vecina de Zarcero, había estado sacando gente de zonas de riesgo de pueblos upaleños, golpeados por Otto.
Como ella, 1.200 cruzrojistas se lanzaron alas tierras inundadas del país a ayudar.
También hay bomberos, policías, personal de la Comisión Nacional de Emergencias y decenas de organizaciones.
“Esta ha sido la experiencia más gratificante que he tenido en la vida. Fuimos a rescatar a un señor de 79 años que vivía solo y, cuando íbamos en el bote, me dijo: ‘¿qué es ese montón de gente?’ Yo el dije : ‘es que usted es tan importante que toda esa gente lo está esperado’. El señor me miró y me dijo: ‘ay muchacha, yo no sabía que yo era importante’. Esas cosas son las que lo hacen a uno ser humano, yo no puedo expresar lo que se siente ver a esas personas dando las gracias”, contó Córdoba.
Esta experiencia también le cambio la vida al cruzrojista Gilbert Soto, quien rescató a una niña de 30 días de nacida y a su familia, en Upala.
Con chupón en mano Soto ayudó a estabilizar a la niña para darle la atención médica.
El mandatario, Luis Guillermo Solís, dijo que Soto fue uno de los héroes que durante la emergencia demostró que Costa Rica es un país pequeño pero con un corazón muy grande.
Fotos: Cortesía Cruz roja