Irela Fornaguera O.
La canonización no sucederá solo para el extinto pontífice Juan Pablo II, Juan XXIII, conocido como “el papa bueno”, también será elevado a la gloria de los altares de la Iglesia católica.
Ayer, el papa Francisco firmó el decreto en que reconoce la atribución del milagro de la tica Floribeth Mora por intercesión de Juan Pablo II, mientras en el caso de Juan XXIII, consideró que no era necesario demostrar que haya intercedido en un milagro, según precisó la agencia AFP.
La fecha de la ceremonia de las dos canonizaciones no ha sido fijada por la Santa Sede.
“El papa bueno”, reconocido por su simpleza y afabilidad, llegó al mando de la Iglesia cuando tenía 77 años; ahí se mantuvo desde 1958 hasta su muerte, en 1963.
Un renovador. Es considerado el padre de la renovación en la Iglesia católica, por convocar al Concilio Vaticano II (1962-65). En esa asamblea, los obispos del mundo decidieron sobre temas como la libertad de conciencia y de religión, o cómo mejorar la actitud hacia los judíos.
“Yo voy a abrir la ventana de la Iglesia con el fin de que podamos ver lo que pasa afuera y que el mundo pueda ver lo que pasa en nuestra casa”, clamó entonces Juan XIII.
Al principio los sectores conservadores del Vaticano pensaban que el concilio no pondría en discusión cosas importantes. Pero rápidamente se dieron cuenta de que las cosas no serían así.
El Concilio Vaticano II debatió sobre muchos temas, desde abandonar la sotana hasta el latín como idioma oficial de la Santa Sede, de la libertad de consciencia y de religión, de abrir el diálogo con otras religiones y con los no creyentes y sobre todo de una nueva actitud por parte de los católicos hacia los judíos.
El Concilio Vaticano II no había terminado cuando Juan XXIII falleció, el 3 de junio de 1963, tras haber publicado la encíclica Pacem in Terris ( Paz en la Tierra ).