Un médico director de área del Ministerio de Salud aparece en los registros del Servicio Civil como el burócrata mejor pagado en el Gobierno Central. Su salario es de ¢5,7 millones. Más del doble de lo que gana como salario base un ministro de Estado.
En el caso del ministro, su salario base es de ¢1,4 millones, a lo que se le suma un 65% de dedicación exclusiva y un 15% de carrera profesional, lo que lo eleva a unos ¢2,4 millones.
Pero aspectos como anualidades, carrera profesional, convenciones colectivas y otros pluses hacen que muchos mandos medios superen fácilmente ese ingreso.
Otros solo son altos por su naturaleza. El cargo de procurador general es el que más paga, en total ¢5,8 millones por mes.
Si bien la remuneración de los ministros está dentro de los rangos de un salario profesional, sí se encuentran por debajo de lo que profesionales de alto nivel ganan en el ejercicio privado en la calle.
El desfase salarial pone al jefe debajo de sus subordinados y la decisión de que esto se mantenga así es política. Está en manos del presidente de la República.
Los salarios de los ministros los regula la Autoridad Presupuestaria, órgano del Ministerio de Hacienda que responde al Ejecutivo.
Así lo explicó a La Nación el jerarca de la Dirección General de Servicio Civil, Hernán Rojas.
De hecho, siendo presidente electo, Luis Guillermo Solís encontró dificultades para llenar algunos espacios de su gabinete, debido a la poco atractiva oferta salarial.
Rojas, además, dijo que es peligroso que funcionarios con altas responsabilidades tengan salarios poco competitivos, pues dificulta la atracción de personal de alto nivel.
Se intentó conocer el criterio del ministro de la Presidencia, Melvin Jiménez, pero no fue posible.
Sí hablaron. El ministro de Obras Públicas y Transportes, Carlos Segnini, afirmó que en el ejercicio de su profesión como abogado percibía más dinero, pero recalcó que aceptó ser parte del equipo del Gobierno para aportar al país.
“Es un honor y uno lo tiene que ver con esa convicción. Es algo que uno tiene que hacer más allá de la remuneración, que por su puesto es importante, pero es un honor servirle al país”, dijo Segnini.
Segnini aceptó que lo ofrecido por el Gobierno no ayuda a traer al Poder Ejecutivo a los profesionales más cotizados.
“Es más difícil que se jale gente buena al Gobierno. Hay gente que no acepta porque no pueden sacrificar eso, no los juzgo, pero es así”, señaló el jerarca.
El ministro de Bienestar Social, Carlos Alvarado, afirmó que el equipo de gobierno de Solís asumió el cargo a sabiendas de las limitaciones salariales.
“Creo que es una muestra de la mística del equipo del gabinete y del compromiso con el país”, expresó Alvarado.
Sin embargo, no deja de ser un sacrificio. Así lo dejó ver el ministro de Relaciones Exteriores, Manuel González, en una entrevista que concedió a este medio a finales de mayo, recién asumido el cargo y con la primera quincena en vilo.
“Esto es un sacrificio enorme. Ayer me llegó el primer pago y con eso no me alcanza casi ni para la luz, y menos que está tan cara”, dijo entre broma y en serio González.