A varios ministros de Luis Guillermo Solís les podría llegar su hora luego del anuncio del presidente de la República de que dedicará las próximas tres semanas a rehacer su gabinete, de cara al término de su primer año de gestión, el 8 de mayo.
Ayer, en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae), el mandatario manifestó que nadie escapa de la revisión que hace de la labor ministerial, ni siquiera su mano derecha, el jerarca de la Presidencia, Melvin Jiménez.
Sobre esto, Solís negó que asesores cercanos como el diputado oficialista Víctor Hugo Morales Zapata o el director de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS), Mariano Figueres, le hayan pedido mantener a Jiménez en el puesto.
“¿Por qué? Porque nadie tiene que decirme que lo valore, es una decisión tomada”, expresó Solís sin dar más detalles.
Jiménez ha sido protagonista de varias polémicas y es criticado por diputados de oposición que consideran que ha realizado una mala gestión. También se le achaca haber estado enterado –supuestamente– de los riesgos del plan de la ley de radio y televisión que preparaba el Poder Ejecutivo, el cual incluía severas penas para los medios.
La controversia más reciente que salpicó al ministro se dio el pasado viernes, cuando Allan Ruiz, destituido como viceministro de Telecomunicaciones, aseguró que se le ofreció una embajada a cambio de dejar el cargo.
Tanto Ruiz como Gisela Kopper, exministra de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (también depuesta por el presidente), afirmaron que el Ministerio de la Presidencia ayudó a planear la divulgación y discusión del proyecto de radio y TV.
Ante las tres semanas “muy intensas” que le esperan, en las que, aparte de analizar el gabinete, preparará su informe al Congreso para el 1.º de mayo, Solís pidió a los medios de prensa tener paciencia al gestionar solicitudes diversas de información.