Una familia gasta, en promedio, al menos ¢715.000 al año en tutorías extraclase para nivelar a su hijo y evitar que pierda el curso lectivo.
La última Encuesta de Ingresos y Gastos de Hogares (2013) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reveló que, en un año, 1.400.000 hogares pagaron un total de ¢1.000 millones a tutores particulares.
Las familias con hijos en primaria son las que más desembolsaron por tutorías: ¢425 millones, en total, ese año.
En secundaria el gasto anual de todos los hogares en el rubro de clases extra llega a ¢412 millones y para universitarios, representa ¢163 millones.
Las familias acuden a los tutores, principalmente durante el último semestre del año, para evitar que sus hijos pierdan materias como Matemáticas, Química y los idiomas Inglés y Francés.
“Mucha gente busca las tutorías cuando van a perder el año. Las materias por las que más piden asistencia son matemáticas e idiomas. Los muchachos vienen con malas bases y reconocen que les da vergüenza preguntar en el aula”, explicó Adrián Bonilla, presidente de una empresa que ofrece tutorías a domicilio.
Peso en el bolsillo. En un sondeo de La Nación sobre el costo de los cursos, los precios, por hora varían desde ¢5.000 hasta ¢25.000, según la materia y el nivel de atención que necesite el alumno.
“Trabajo con quienes buscan la tutoría a nivel preventivo y no para apagar incendios, porque se van a quedar. La enseñanza del Inglés en muchos colegios es muy pobre y por eso, los papás buscan a un tutor por fuera. Por mes puede representar una inversión de ¢35.000 a ¢60.000”, detalló Aura Latini, tutora con ocho años de experiencia.
Los encargados despliegan páginas de páginas en Internet, con opciones variadas en precios, clases a domicilio y promesas de ganar el curso lectivo.
Nora Zúñiga, vecina de Santa Ana, desembolsa ¢45.000 por mes por cada uno de los tres tutores (matemáticas, inglés y español), para su hijo de octavo año.
“Uno paga colegio privado y también una mensualidad adicional en tutorías, para que les enseñen lo que no entienden en el aula. Son ¢140.000 mensuales, por nueve meses”, detalló Zúñiga.
Los hogares con hijos en colegios privados también acuden a los tutores para que les ayuden a preparar trabajos extraclase.
“Hay papás que tienen a sus hijos en colegios bilingües, no dominan el idioma y requieren de la tutoría para que se les ayude en la preparación para exámenes, tareas y exposiciones (...). Sí he topado con familias para las que representa un esfuerzo económico muy grande”, afirmó Constance Douglas, profesora de Inglés a domicilio, en San José.
La ministra de Educación, Sonia Marta Mora, señaló que, pese a que no existe un estudio sobre este tema, la calidad de los docentes, el esfuerzo de cada estudiante y el nivel de exigencia determinan la necesidad de recurrir a estos servicios con el fin de aprobar el curso lectivo.
“Desde mi experiencia como educadora, puedo decir que la calidad docente, el apoyo familiar, la dedicación del estudiante y los niveles de exigencia influyen. Es fundamental que los estudiantes tengan muy claro que el curso no se gana al final del año; hay que cambiar la cultura de dejar todo para lo último”, enfatizó.
Mora agregó que trabajará en fortalecer la labor del voluntariado en universidades para impartir tutorías gratuitas, principalmente a los estudiantes de familias más pobres.