Félix Barrantes tiene 28 años de estar a la cabeza de lo que hoy se llama la Dirección de Gestión y Evaluación de Calidad del MEP, así como 45 años de ser un funcionario público. Por eso, conoce las entrañas del sistema educativo como pocos.
El miércoles de la semana pasada, en plena aplicación de las pruebas de bachillerato, conversó con La Nación sobre su gestión, la del jerarca del Ministerio de Educación Pública (MEP), Leonardo Garnier, y las persistentes brechas que atentan contra la equidad educativa en el país.
Este año cumple 45 años en el MEP, ¿cómo llegó ahí?
Yo empecé como unidocente en Tres Piedras de Aguirre (Puntarenas), a cargo de 38 estudiantes. Seis eran de primer grado, que ese año pudieron leer y escribir. Fue la experiencia más gratificante que tenido en mi vida de educador: ver a un niño leyendo, sobre todo en una zona donde no hay preescolar , donde tenés que dar el aprestamiento en el primer grado, donde los niños no han reicibido las destrezas ni los han atendido en esa edad tan importante .
¿Siempre quiso trabajar en educación?
Cuando terminé mi bachillerato en el Liceo Unesco, en Pérez Zeledón, aunque gané el examen, mi papá no podía enviarme a la Universidad, entonces me dijo: “¿Por qué no te vas como maestro aspirante?”. Yo quería ser abogado, pero cuando ingresé a la UCR en el 70, ya me había atrapado este asunto de la educación. Seguí con Historia y Geografia, y Educación también, hasta mi posgrado que es en Innovación Curricular, de la UNED de España. Di clases en todos los niveles y soy profesor de la UNED (de Costa Rica).
¿Cómo llegó al puesto que ocupa hace tantos años?
Tuve el gusto de que me llamara Eugenio Rodríguez, ministro en la administración Monge (1982-1986). Yo acepté y le dije una cosa que creo que he cumplido: “No le voy a fallar y mi compromiso es trabajar hasta el último día como si fuera el primero”.
Al bachillerato le han llovido muchas críticas, ¿qué opina de las propuestas de eliminarlo?
El bachillerato por sí mismo no cambia nada, lo que te da es información para la toma de decisiones. Siempre he dicho que la medida de reinstalarlo fue buena y creo que debe mantenerse, pero con ajustes. Debe analizarse y a lo mejor debería someterse a algunos cambios, adecuarlo.
¿Qué tipo de ajustes?
Francia tiene más de 10 tipos distintos de bachillerato y creo que vale la pena un análisis de esto ; ya cumplió el cuarto de siglo . Sin embargo, cualquier medida debe fundamentarse en un análisis profundo, porque lo que no se conoce, no se puede cambiar. El bachillerato nos ha revelado mucho, pero no hemos sabido aprovecharlo. La información diagnóstica debería dar pie a un modelo de capacitación permanente en que se una mi oficina con la Dirección de Currículum y el IDP (Instituto de Desarrollo Profesional) y ese paso todavía nos falta.
¿Cuál ha sido el mejor ministro durante su función pública?
No creo que nadie en particular reúna todas las condiciones. He estado con 14 ministros y todos han contribuido muchísimo, con la mejor fe. Ya que me pregunta, yo resaltaría la tolerancia de don Eugenio (Rodríguez), el empuje de don Francisco Antonio (Pacheco), y la visión de Eduardo Doryan.
¿Y don Leonardo (Garnier)?
Don Leonardo es un hombre que ha aportado cosas que veremos en el futuro: el tratar de rescatar los fines de la educación costarricense. La Ley Fundamental de la Educación establece que el individuo debe ser una persona plena que desarrolle todas las facultades, no solamente el intelecto. El conocimiento y la inteligencia son buenas, pero mejor que eso es la sabiduría. Además de las asignaturas tradicionales, él ha tratado de darles un valor a la ética, estética, las artes plásticas, la música, para formar un ser humano más pleno y tenga un desarrollo integral .
”Don Leonardo tiene varios logros y uno es el fomento de la autonomía responsable. Es un ministro que ha dejado trabajar.
Yo soy partidiario de la desconcentración hacia las instituciones educativas en cuanto a su gestión y él tambien ha fomentado eso. ”Lo que pasa es que está chocando con un problema que tenemos que enfrentar y es la inequidad entre la educación rural y urbana. Los niños de escuelas unidocentes reciben dos horas menos de lecciones al día, que los de zonas urbanas”.
No están recibiendo artes plásticas, música, artes indutstriales, la mayoría tampoco una segunda lengua o computación.
¿Es esa tarea la que más urge atender (inequidad entre la educación rural y la urbana)?
Lo es, junto con la formación de los educadores, porque a estos niños los condenamos por el simple hecho de haber nacido en zona rural, a una educación de segunda. Este tema debe ligarse con cualquier incremento en el PIB para la educación. Hay que focalizar ya el gasto. Finlandia basa sus buenos resultados en secundaria, en una excelente primaria.
”Los ministros han compartido una deuda y es que la educación es un asunto de Estado, no de gobierno. Me preocupa ver que cada cuatro años se plantean cosas distintas y esto ha sido tradicional y proverbial. Los países con marcas fabulosas en educación se han puesto de acuerdo sobre qué debe hacer la educación y para dónde van, pero en Costa Rica todavía persisten las visiones cortoplacistas.
¿Qué nos dicen las evaluaciones sobre las brechas?
Siento que hay una inmovilidad. Al ver el rendimiento, algunas regiones permanecen abajo y tiene que ver con el ser rurales y que no estamos logrando emparejar hacia arriba. También hay diferencias muy grandes en zonas urbanas, al ver los barrios marginales. Este país tiene una deuda con la educación pública, donde está el 90% de los estudiantes del país y este es un reto. Hay que focalizar más los esfuerzos, sobre todo en aqellas zonas que requieren más apoyo y esa es una deuda que no es solo de mi oficina, sino un problema estructural que debe atenderse desde las jerarquías .
¿Cómo ha sido la relación con don Leonardo (Garnier)?
He tenido una buena relación con todos los ministros, pero yo aprendí de mis abuelos y mis padres que uno debe ser sincero y directo, y eso, a veces, cuesta entenderlo. Yo siempre digo que trabajo con el MEP y no con los ministros, lo cual implica apoyarlos, pero también diferir de aquellas cosas que no me parece que sean adecuadas. A mí me pagan los costarricenses.
¿Cuál fue su trago más amargo en este puesto?
Una pregunta del bachillerato que generó mucha polémica por inoportuna, durante el debate sobre el TLC. El texto era contrario al Tratado y esto dividió al país. Fue un tema de Consejo de Gobierno y los medios se nos vinieron encima y estuve en la picota.
¿Cuáles son los logros que más lo enorgullecen?
Intuitivamente, aprovechando las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y antes de que estuviera en el decreto, pudimos dejarle al país una base de datos digital de graduados del bachillerato ; el haber pasado de un sistema de pruebas artesanal al tecnología de punta . Tenemos los protocolos para aplicar pruebas de calidad.
¿Qué se quedó sin hacer?
Hay mucha deuda, pero la más importante es la de lograr una cultura de uso de la información, y en la cual la evaluación sirve para mejorar y no para demostrar.
¿Qué lo mantuvo en este puesto durante tantos años?
Cuando me preguntan que cuánto me falta para pensionarme, yo digo que cuánto me sobra. Pude haberlo hecho hace 15 años. Quedarme este tiempo adicional me permitió una pensión más alta, pero esa no es la razón más importante. Yo amo lo que hago y vengo aquí alegre todos los días. Me parece que cumplí un ciclo de 45 años. Quiero escribir, tengo un nieto, y un pequeño terreno, al que le quiero dedicar tiempo.