Guanacaste Este jueves será el último 25 de julio que Laura Chinchilla celebre, como presidenta de la República, la Anexión del Partido de Nicoya.
Pese a que hay quienes anunciaron protestas, muchos otros se quedarán en casa con la decepción de un Gobierno que prometió firmeza, pero quedó en deuda con Guanacaste.
“Yo voté por ella y no me arrepiento; ya el daño está hecho. Fue una política más que nos prometió y no cumplió. A mí, como mujer, no me representó. Siento que ella es una buena persona, pero le faltó formalidad”, expresó Miguelina Arroyo, vecina de Santo Domingo de Carrillo.
En Guanacaste corre la voz de un pueblo que no desprecia a Laura Chinchilla, pero que tampoco alaba su gestión.
“El Gobierno de doña Laura no significa nada para uno. Las promesas me las conozco de memoria, así que para qué voy a ir a verlos. Sería seguirles el jueguito. Uno no entiende mucho de política; ellos se aprovechan de la ignorancia”, dijo José Pizarro, peón de fincas en Liberia.
De la presidenta Chinchilla recuerdan los abrazos a los niños y su atención a algún adulto mayor durante campaña electoral. Una vez electa, le critican su viaje en avioneta a una boda privada en Perú, la falta de acciones y errores en la elección de su gabinete.
“No dudo de que doña Laura sea muy capaz. El problema no es la señora, es todo un grupo de gente irresponsable que ella misma nombró. Ahí es donde yo digo que le faltó carácter. No era tan firme, como nos prometió”, manifestó Ana Yancy Quesada, vecina, desde hace ocho años, del precario Martina Bustos, en Liberia.
Más que bailes. Para los pescadores de Sámara, en Nicoya, esta fecha no se celebra con marimbas, bombas ni ofensas.
“Es mentira que a uno lo van a escuchar. El político siempre busca defenderse, así que no tiene sentido ofender a nadie ni tampoco ir a organizarles una fiesta si no han hecho nada. Siento que estamos igual o peor que hace cuatro años”, dijo Daniel Méndez, pescador de Nicoya.
La falta de empleo es una preocupación que cae sobre la mesa de todos los hogares, que reclaman que los políticos quieren maquillar la situación con hoteles y más turistas.
“Nosotros estamos decepcionados de doña Laura, de los políticos que trabajan con ella y de los que vienen ahora. Para ellos, todo es puro turismo y la verdad es que no se puede confiar en ninguno”, añadió Emiliano Hernández, de 77 años y vecino del barrio El Silencio, en Nicoya.