Santo Domingo. AFP. El ondear de una bandera morada, color del partido oficialista dominicano, enciende los ánimos en Capotillo, un deprimido barrio de Santo Domingo en el que todos dejan lo que están haciendo para discutir qué candidato presidencial les ayudará a salir de la pobreza.
“¡Toditos somos morados!”, se oye gritar al hombre que agita la bandera, rota por uno de sus costados. Inmediatamente alguien le responde: “¿Que somos qué?, ¡Dios me libre!”, y luego, a las puertas del mercado de Capotillo, ya nadie puede parar el griterío: “El morado come solo!” “¡Se van, se van, se van!”, “Aquí no queremos locos”, “Ya viene papá”, vociferan vendedores, compradores y peatones.
En esta barriada de unos 100.000 habitantes, donde la luz es un bien escaso y las organizaciones comunales se encargan de recolectar la basura, parecen tener muy claro a quien votarán el domingo: al oficialista Danilo Medina, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), o al exmandatario Hipólito Mejía, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD, socialdemócrata).
“El país está hundido, no hay dinero para la comida, si hubiera dinero para la comida todo estaría bien, pero no hay, y cuando Hipólito estaba todo era caro, pero al menos había dinero circulando”, dice a la AFP Bone Arcángel, un vendedor que tiene 47 años y seis hijos
Arcángel aseguró que el domingo votará por “papá”, como se hace llamar Mejía, quien gobernó desde el 2000 al 2004.
“Yo voto por Danilo, porque a mí el PLD me ha resuelto muchos problemas. Toda mi familia trabaja en el Gobierno y este negocio lo tengo gracias a (el presidente saliente) Leonel Fernández, que ha sacado a muchos de la pobreza”, asegura Eladia Rodríguez, de 52 años, dueña de una pequeña bodega.
En los sectores más deprimidos del país e (la pobreza afecta al 30% de la población y el desempleo es de 14,6%), los electores están acostumbrados a recibir regalos de los candidatos y promesas paternalistas antes de cada elección.