Yakarta EFE. El volcán Merapi, en la isla de Java, experimentó ayer una fuerte erupción, el mismo día en que el presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, visitó la zona para supervisar la situación y pedir paciencia a los miles de evacuados.
El cráter expulsó grandes cantidades de gases y ceniza ardientes que se elevaron hasta cientos de metros en el cielo.
La Agencia de Vulcanología amplió de 10 a 15 kilómetros el perímetro de seguridad en torno a la montaña, mientras que el Ministerio de Transportes informó a las distintas aerolíneas del peligro de volar cerca del volcán.
Según los vulcanólogos, esta explosión fue la más potente de las registradas desde que iniciaron las erupciones, el 26 de octubre, y que han cobrado 38 vidas.
Entre las víctimas mortales se encuentran un bebé, un periodista y el guardián espiritual de la montaña, que murió carbonizado mientras rezaba en su casa para apaciguar al Merapi.
El indonesio Subandriyo, del Centro de Control de Desastres Geológicos y Vulcanológicos, advirtió de que la actividad del volcán puede prolongarse durante meses, pero eso no quiere decir que deba haber más muertos de los 38 actuales, si la población respeta el radio de seguridad establecido por las autoridades alrededor del cráter.
Visita a la zona. Por la mañana, el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, visitó a parte de las 70.000 personas desplazadas por las erupciones y les prometió ayuda para reconstruir sus casas, pero señaló que lo primero era la seguridad y que nada falte en los centros de evacuados.
El jefe de Estado, un militar retirado, solicitó paciencia a las personas damnificadas, porque la reconstrucción de sus casas podría llevar un tiempo.
Este volcán, cuyo nombre significa “Montaña de Fuego”, es uno de los más activos de Indonesia y está catalogado como estratovolcán o de cono compuesto.
Una de las peores erupciones sucedió en 1930 y mató a unas 1.300 personas.
Indonesia pertenece al “Anillo de Fuego del Pacífico”.