Viena. AP. Austria deberá esperar al lunes para saber quién será el próximo presidente: si el político de ultraderecha Norbert Hofer –euroescéptico y antimusulmán– o Alexander van der Bellen, un político verde que compitió como candidato independiente. Ambos quedaron empatados al recibir 50% de los votos directos el domingo.
Se contaron todos los 4,48 millones de votos emitidos de forma directa, de manera que los casi 900.000 enviados por correo definirán de qué lado se inclinará la balanza. Esos sufragios se escrutarán el lunes.
Los partidos tradicionales, que habían gobernado el país desde hace décadas, observaron los comicios desde la barrera, pues los candidatos del dominante Partido Socialdemócrata y del centrista Partido Popular quedaron eliminados en la primera ronda de los comicios presidenciales el mes pasado.
Esto significa que ninguna de las dos formaciones ocupará la presidencia por primera vez desde el fin de la guerra. Además, reflejó la profunda desilusión del pueblo austríaco con el statu quo político y la forma en que manejaron la crisis migratoria, entre otros temas.
Propuestas diferentes. Hofer y Van der Bellen marcaron las grandes diferencias entre sí durante la campaña.
En su último mitin, el viernes, Van der Bellen dijo que está “a favor de una Austria abierta, amiga de Europa y consciente de Europa”.
Cuando el domingo llegó a votar, le preguntaron qué lo diferenciaba de Hofer y dijo que “ser proeuropeo”, además de que “hay algunas dudas en lo que respecta al señor Hofer”.
Por su parte, Hofer aprovechó su última actividad proselitista para dar un mensaje de tono antimusulmán.
“A aquellos en Austria que vayan a la guerra por el Estado Islámico o violen mujeres, les digo: este no es su hogar”, proclamó ante una multitud.
Más tarde, Hofer trató de calmar los temores internacionales de ser un radical de derecha.
La Austria Press Agency lo citó y dijo a reporteros extranjeros, el domingo, que él es alguien “realmente ok ” y no es “una persona peligrosa”.
Las elecciones han hecho eco más allá de las fronteras austríacas, dado que una eventual victoria de Hofer podría ser vista por los partidos europeos de todos los espectros políticos como evidencia del avance de partidos populistas euroescépticos a expensas del establishment.
El aislamiento político para Austria también es una posibilidad. Es improbable que como presidente, Hofer sea bienvenido en las capitales europeas mientras los Gobiernos tratan de mantener a raya a los partidos populistas euroescépticos.
Y la campaña antimusulmana del Partido de la Libertad podría hacer que los gobiernos en Oriente Medio lo eviten.
Tampoco sería la primera vez para Austria. El presidente Kurt Waldheim, del Partido Popular, fue boicoteado internacionalmente hace décadas cuando se supo que sirvió en una unidad alemana vinculada a atrocidades en la Segunda Guerra Mundial.