¿Cómo debe ser una buena homilía?
Partiendo del origen etimológico de la palabra homilía, que significa conversación familiar, el sacerdote no debe hablar en un lenguaje técnico, sino aterrizado. Debe ser un diálogo familiar, sencillo, para que el mensaje le llegue al corazón del pueblo.
¿Cuánta duración debe tener una homilía?
El mensaje no debe durar más de 10 o 12 minutos, salvo que el sacerdote sea un excelente orador. Tiene que ser breve y tener un solo hilo conductor, para no dispersarse.
¿Sobre cuáles bases debe el sacerdote construir la homilía?
Debe estar fundamentalmente basada en las lecturas que se proclaman (que se leen durante la misa), pero también puede ser iluminada por otras fuentes.
Frente al feligrés que lo escuchará, ¿qué otro factor debe tener en cuenta el celebrante?
Tiene que tener en cuenta el marco cultural de los destinatarios, el lenguaje y preparación de la gente, conocer la realidad de los destinatarios.
Frente a los textos bíblicos, ¿cuánto debe conocer el sacerdote para poderlos explicar?
Es necesario que el predicador conozca por lo menos medianamente el significado contextual de la palabra proclamada. Debe conocer el contexto de los escritos, pero eso no impone que haga un análisis científico exhaustivo, sino que extraiga un mensaje aplicable a hoy. También es muy recomendable que el predicador haga oración suya las reflexiones sobre las lecturas bíblicas.
¿Qué cualidades debe tener el sacerdote para que su homilía sea atractiva para los fieles?
Es un asunto bien intrincado. Unos tienen facilidad de palabra, pero a otros les cuesta más expresarse, son lentos, cortan las frases, son aburridos, engorrosos...
”El sacerdote debe escucharse a sí mismo, como si estuviera al público en frente. En el momento de la homilía no debe observar con mirada perdida, sino fijar su mirada sobre determinados rostros”.