Kiev
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, prometió este lunes el retorno de la península de Crimea, anexionada por Rusia en marzo de 2014 luego de un referéndum condenado por la comunidad internacional.
“El Estado ucraniano restablecerá el control sobre el territorio provisionalmente ocupado. Pero no voy a decir hoy que esto ocurrirá fácil y rápidamente”, dijo Poroshenko, según informó la presidencia ucraniana en su página web.
Poroshenko tachó de acto cínico destinado a la toma violenta de Crimea cuando el proceso de separación comenzó a finales de febrero de 2014 cuando las autoridades crimeas renunciaron a subordinarse a Kiev y convocaron un referendo de reunificación con Rusia.
“El Estado ucraniano no reconocerá, en ningún caso, los resultados de ese acta sin valor, adoptada contra la ley internacional y la legislación nacional”, subrayó.
El líder ucraniano afirmó que el referendo, en el que más del 96% de los crimeos votó a favor de unirse a Rusia, fue una farsa encaminada a encubrir la abierta agresión rusa contra Ucrania.
Además recordó que los ucranianos y tártaros de Crimea, que representaban poco más de un tercio de la población del territorio frente al 62 % de rusos, boicotearon el referendo y mantuvieron su lealtad a Kiev.
Ucrania, agregó que nunca renunciará a sus derechos soberanos sobre Crimea y que Kiev cuenta con el respaldo total de la comunidad internacional.
Poroshenko prometió que cuando Crimea sea de nuevo ucraniana se garantizarán los derechos e intereses de la población original de la península, en alusión a la minoría tártara, y de todos sus habitantes.
Aunque lo negó en un principio, el presidente ruso, Vladímir Putin, reconoció posteriormente el despliegue de tropas rusas en Crimea para bloquear las unidades militares ucranianas y garantizar el derecho de los habitantes de la península a expresar libremente su voluntad en un plebiscito.
Recientemente, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguró que la anexión rusa de Crimea está en consonancia con la carta fundacional de las Naciones Unidas, argumento que fue objeto de burla en la conferencia de seguridad celebrada a principios de febrero en Múnich.