MOSCÚ. AP. El presidente Vladimir Putin anunció ayer que perdonará al magnate petrolero Mijaíl Jodorkovsky , una decisión inesperada que permitirá a su mayor enemigo y exhombre más rico de Rusia salir de la cárcel luego de estar una década allí.
La medida, junto con la amnistía para las dos integrantes de la banda punk Pussy Riot que siguen presas y los 30 tripulantes de un buque de Greenpeace , aparentemente apunta a aplacar las críticas internacionales en materia de derechos humanos, de cara a los próximos Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, proyecto muy importante para Putin.
El mandatario hizo el anuncio después de su conferencia de prensa anual, en la que también se refirió al programa de espionaje estadounidense de la NSA.
Putin manifestó que el reo, quien debía ser liberado en agosto del 2014, había presentado una solicitud de perdón, algo que nunca había hecho.
“Ha pasado más de 10 años detrás de las rejas. Es un castigo duro”, dijo Putin. “Cita aspectos humanitarios, su madre está enferma. Se firmará un decreto de perdón lo antes posible”.
En octubre del 2003, comandos con los rostros cubiertos tomaron por asalto el jet de Jodorkovsky en un aeropuerto en Siberia y lo detuvieron a punta de pistola. En el 2005 fue hallado culpable de evasión fiscal y en el 2010 otro tribunal lo declaró culpable de fraude.
Los detractores del Gobierno sostienen que las acusaciones son una vendetta del Kremlin porque Jodorkovsky osó desafiar a Putin.
Otros beneficiados. El presidente confirmó que la amnistía aprobada el miércoles por el Parlamento –controlado por el partido en el gobierno– beneficiará a las dos integrantes de Pussy Riot que continúan en la cárcel y a los tripulantes de Greenpeace, acusados de vandalismo por su protesta en una plataforma petrolera rusa en el Ártico.
Al preguntársele si sentía pesar por las dos mujeres, Vladimir Putin reiteró su fuerte crítica a la protesta de la banda en la catedral principal de Moscú, a la que calificó de truco publicitario que “traspasa todos los límites”.
Alegó que los activistas de Greenpeace intentaban perjudicar los intereses económicos de Rusia. Aunque no objetó que se desestimaran los cargos contra ellos con base en la ley de amnistía, expresó la esperanza de que “no vuelva a suceder”.