Düsseldorf, Alemania. AFP y EFE. El copiloto sospechoso de haber estrellado deliberadamente un avión de Germanwings en los Alpes franceses había dicho que un día “haría algo que cambiaría todo el sistema” y que “todo el mundo conocería su nombre”, según su exnovia.
En una entrevista con el diario alemán Bild publicada ayer, María W., una azafata de 26 años presentada como la exnovia de Andreas Lubitz, dice que cuando oyó hablar de la tragedia, le vino a la memoria una frase del piloto: “Un día voy a hacer algo que va a cambiar todo el sistema, y todo el mundo conocerá mi nombre y lo recordará”.
Si Lubitz “ha hecho esto, es porque comprendió que debido a sus problemas de salud, su gran sueño de trabajar en Lufthansa, como comandante y como piloto de largo radio, era prácticamente imposible”, añadió en la entrevista.
Germanwings, la compañía alemana propietaria del Airbus 320 que se estrelló, es una filial de bajo costo de Lufthansa.
La joven explicó que la relación con Lubitz acabó “porque cada vez era más evidente que tenía un problema. Durante las discusiones se irritaba y me gritaba (...) Por la noche, se despertaba y gritaba: ‘¡nos caemos!’”.
“Siempre hablamos mucho de trabajo, y ahí se transformaba, se enfadaba por las condiciones de trabajo. Poco dinero, miedo por el contrato (de trabajo), demasiada presión”, aseguró.
Problemas de salud. “Era capaz de esconder a los demás lo que realmente le ocurría”, dijo la joven, quien agregó que “no hablaba mucho de su enfermedad; solo de que tenía un tratamiento psiquiátrico a causa de ello”.
Según el diario Welt am Sonntag , los investigadores descubrieron en el domicilio de Lubitz “numerosos medicamentos” para “enfermedades psíquicas”. El joven, “gravemente depresivo”, habría padecido un “síndrome subjetivo de estrés” y lo habrían atendido “varios neurólogos y psiquiatras”.
El diario The New York Times informó ayer de que Lubitz sufría problemas de visión que podrían haber puesto en peligro su trabajo.
Según el periódico, que citó a dos funcionarios con conocimiento de la investigación, el copiloto buscó tratamiento para esas dificultades, sobre las cuales tampoco informó a la aerolínea.
Por ahora, no está clara la gravedad de sus condiciones o si podían estar vinculadas a su situación psicológica, indicó The New York Times , que añadió que las autoridades no han descartado la posibilidad de que los problemas de visión pudieran tener un origen psicosomático.
La Fiscalía de Düsseldorf, en el oeste de Alemania, anunció el viernes que Lubitz había ocultado que estaba de baja médica el día de la tragedia.
No obstante, no se ha encontrado ninguna carta de adiós que desvele la intención del copiloto de estrellar, el pasado martes, el avión que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf, lo que causó la muerte de los 150 ocupantes del Airbus A320.
La prensa alemana había afirmado el viernes que Andreas Lubitz sufrió una grave depresión hace seis años, durante su formación como piloto.
El periódico Süddeutsche Zeitung , que no citó ninguna fuente, afirmó además que “aparentemente” los certificados de baja médica llevan la firma de un “neurólogo y psiquiatra”.
Un piloto de Germanwings, Frank Woiton, dio a conocer a Bild que Lubitz “hablaba de su formación y decía cuán feliz estaba. Decía que a corto plazo iba a volar en aviones de larga distancia y convertirse en comandante de a bordo”, agregó.
No obstante, la “personalidad” del copiloto es una “pista seria”, “pero no la única”, declaró el sábado a la AFP un investigador francés en la ciudad alemana de Düsseldorf.
El general de gendarmería Jean-Pierre Michel, subdirector de la Policía Judicial, dijo que no se descartaba la posibilidad de que haya habido un “error involuntario o un fallo técnico”.
A esta altura de la investigación, sigue sin hallarse ningún “elemento particular” en la vida del copiloto, tal como una ruptura amorosa o un problema profesional que podría explicar un gesto voluntario para destruir el avión, declaró Michel.
Mientras tanto, en el sureste de Francia, se reanudaron las tareas de búsqueda en Seyne-les-Alpes, a diez kilómetros del lugar donde cayó el avión. Según la Gendarmería, están trabajando por turnos 60 personas.