Sofía. AFP. Las pruebas de ADN confirmaron que Sacha y Atanas Rusev, una pareja de gitanos de Bulgaria, son los padres de la pequeña María, la niña rubia descubierta en un campamento de esta comunidad en Grecia.
“Las pruebas de ADN demostraron que Sacha Rusev es la madre biológica y que Atanas Rusev es el padre biológico de la niña llamada María”, explicó Svetlozar Lazarov, secretario general del Ministerio del Interior.
María, apodada por los medios el Ángel Rubio, fue descubierta el 16 de octubre en un campamento de gitanos en el centro de Grecia, en Farsala, cerca de Larissa, durante un registro de rutina de la policía.
Las autoridades griegas pidieron ayuda a la Policía Internacional (Interpol ) para dar con la identidad de la niña, de cuatro años.
“Los padres aseguran que dejaron a su hija para que fuera criada en Grecia por la gente con la que habían trabajado”, precisó el ministerio búlgaro.
Sacha, de 38 años, y Atanas Rusev, de 35, se encontraban en Grecia "para la colecta de pimientos, ilegalmente y sin contrato de trabajo”, indicó un primo, Anton Kolev, que, como los Rusev, vive en el campamento de gitanos de Nikolaevo, en el centro de Bulgaria.
Esta historia ha puesto de manifiesto la situación que sufre la minoría étnica más importante de Europa, integrada por unos 12 millones de personas, según el Centro Europeo para los Derechos de los Roma (ERRC).
La miseria, las grandes dificultades de escolarización para los niños y los estereotipos, como el del gitano secuestrador de menores, forman parte de su día a día.
Sacha Rusev afirmó desde el principio que entregó a su hija a una pareja de gitanos en Grecia ya que no tenía documentos de identidad para el bebe ni el dinero suficiente para criarla.
Vecinos de la familia cuentan cómo Sacha se echó a llorar al ver por televisión a María, aunque otros aseguran que la pequeña fue vendida. “Recibieron 200 o 300 euros que les sirvieron para regresar a Bulgaria”, aseveró un vecino que también trabajó en Grecia.
El futuro de Sacha y Atanas, así como el de María, es incierto y el Ministerio del Interior de Bulgaria remitió a “una investigación preliminar sobre el caso contra S.R., sospechosa de haber vendido a su hija en Grecia en 2009”.
Si durante la investigación se demuestra que el bebé fue vendido, Sacha Rusev se enfrentaría a una pena de cárcel de entre uno y seis años, y a una multa.