Ciudad del Vaticano. AFP y EFE. El papa Francisco afirmó ayer que no condena a los homosexuales y que deben ser integrados en la sociedad, y defendió que las mujeres tengan un mayor papel en la Iglesia, aunque recordó que las puertas al sacerdocio están cerradas.
En una inédita rueda de prensa a bordo del vuelo que lo trasladó de Brasil a Roma, respondió con franqueza a los numerosos temas, desde el escándalo de Vatileaks hasta la reforma de la Curia y el eventual cierre del controvertido banco del Vaticano.
“Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy para juzgarlo?”, dijo.
“El problema no es tener esa tendencia, sino constituir un lobby (un grupo de presión). Ese es el asunto más grave para mí”, agregó al responder a una pregunta sobre las denuncias de un lobby gay en el Vaticano que conspira para acceder a cargos de poder.
El Papa argentino, quien durante su permanencia en Brasil evitó hablar de temas espinosos como el aborto y el matrimonio gay, recalcó que “el Catecismo de la Iglesia católica explica de forma muy bella” el tema de la homosexualidad .
“Dice que no se debe marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad”, comentó Francisco.
La referencia hecha por el Papa al catecismo universal, que no condena la orientación homosexual sino los actos homosexuales como pecaminosos, obliga a los gais a mantener una vida casta.
La postura hacia la homosexualidad es uno de los debates pendientes dentro de la Iglesia católica y algunos sectores internos piden un cambio de actitud.
No al sacerdocio femenino. Durante el diálogo con la prensa, el Pontífice jesuita reiteró la oposición del Vaticano a la ordenación sacerdotal de mujeres.
El Obispo de Roma abogó por un mayor papel de la mujer en la Iglesia, pero rechazó que puedan acceder al sacerdocio al señalar que sobre ese tema “la Iglesia ha hablado y ha dicho no. Lo dijo Juan Pablo II con una formulación definitiva. Esa puerta esta cerrada”.
Reconoció que no se ha hecho “una profunda teología de las mujeres en la Iglesia” e insistió en que la participación femenina debe ser “ más que hacer de monaguilla, o de presidenta de Cáritas, etc. Bebe ser algo más ” .
Sobre la reforma de la Curia Romana (gobierno central de la Iglesia), aseguró que no ha notado “resistencia” dentro del Vaticano y que no sabe cómo acabará la del Instituto para las Obras de la Religión (IOR, banco del Vaticano), pero que “lo esencial es la transparencia y la honradez” .
Escándalos de corrupción han salpicado a ambas instituciones.