Vaticano AFP El papa Francisco confesó que tiene “la sensación de que su pontificado va a ser breve, cuatro o cinco años” y que no se siente solo y sin apoyos para gobernar la Iglesia.
En una larga entrevista exclusiva con la corresponsal de la televisión mexicana Televisa, Valentina Alazraki, con ocasión de su segundo año de pontificado, el papa argentino habló sin tapujos de su elección, de los escándalos, de sus límites como persona, de su visión del papado, de México, de la inmigración y hasta bromeó sobre el “ego” enorme de los argentinos.
“Yo tengo la sensación de que mi pontificado va a ser breve. Cuatro o cinco años. No sé, o dos, tres. Bueno dos ya pasaron. Es como una sensación un poco vaga. Le digo, capaz que no. Por ahí es como la psicología del que juega y entonces cree que va a perder para no desilusionarse después. Tengo la sensación de que el Señor me pone para una cosa breve, no más”, confesó.
Francisco, de 78 años, descarta “poner un límite de edad” al pontificado ya que considera que “el papado tiene algo de última instancia”, “una gracia especial”, dijo, que no debe tener un término fijado.
Interrogado por la veterana periodista de Televisa, que cubre el Vaticano desde hace unos 30 años, sobre si le gusta ser papa, Francisco respondió con resignación: “¡No me disgusta! Una vez dada la cosa después se hace”, agregó con tono coloquial, directo y franco, fiel a su estilo.
Confiesa que no ama viajar, que es muy apegado a sus hábitos y vuelve a criticar con tono duro a la curia romana, la poderosa maquinaria central de la Iglesia, blanco por años de intrigas y escándalos financieros.
“Esta es la última corte que queda en Europa. Las demás cortes se han democratizado, incluso las más clásicas”, aseguró tras reiterar que pretende cambiarla.
Francisco también anunció, con ocasión de su segundo año de pontificado, un jubileo extraordinario o Año Santo para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, una señal de su voluntad de reformar la Iglesia.
El “Año Santo Extraordinario” se celebrará del 8 de diciembre al 20 de noviembre del 2016 y será dedicado a la “misericordia”; es decir, al perdón de Dios, tema clave de su pontificado.
El evento, entre los más solemnes de la Iglesia, fue anunciado por el Pontífice desde la basílica de San Pedro y adquiere particular importancia porque insta a la institución a proseguir con las reformas pese a las fuertes resistencias internas que encuentra.
“Dios perdona todo y siempre”, dijo el Papa. En la historia han sido celebrados 26 Años Santos. En el siglo XX fueron proclamados dos jubileos extraordinarios: en 1933 y 1983.
Según la tradición, el Año Santo es un tiempo en que la Iglesia concede indulgencias a los fieles que cumplen determinadas condiciones y se inspira en el año jubilar de los israelitas mencionado en el Antiguo Testamento.
El jubileo ordinario tiene lugar cada 25 años.
El Año Santo se iniciará con la apertura oficial de la llamada Puerta Santa, un rito especial marcado por la destrucción con un martillo del muro con el que suele ser sellada una entrada lateral de las basílicas.
La puerta se abre solo en esa ocasión y los fieles suelen atravesarla para obtener la indulgencia plena.
“He pensado a menudo en cómo la Iglesia pueda hacer más evidente su misión de ser testimonio de la misericordia. Es un camino que inicia con una conversión espiritual. Por eso he decidido convocar un jubileo extraordinario que tenga en su centro la misericordia de Dios”, explicó el Papa.
Además de la puerta de la Basílica de San Pedro, serán abiertas las de las basílicas de San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María Mayor.
El rito de la apertura expresa simbólicamente el concepto que, durante el tiempo jubilar, se ofrece a los fieles una “vía extraordinaria” hacia la salvación, explicaron fuentes religiosas.
La Iglesia inició la tradición del Año Santo con el Papa Bonifacio VIII, en el año 1300, quién previó la realización de un jubileo cada siglo.
“Todos debemos dar consuelo a todo hombre y a toda mujer”, dijo el Papa, quien decidió abrir el jubileo el día en que se clausuró el Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965.
Medio siglo después de esa importante asamblea que modernizó a la Iglesia, la institución se encuentra de nuevo dividida ante temas cruciales: uso del preservativo, celibato obligatorio, matrimonio de homosexuales, sacramentos a los divorciados o sacerdocio femenino.
Algunos de esos temas serán abordados en octubre durante el Sínodo de la Familia y el éxito de esa asamblea de obispos de todo el mundo, que el Papa preparara meticulosamente, se anuncia lleno de desafíos.
La voluntad reformista de Francisco suscita serios conflictos entre los jerarcas del Vaticano, algunos de los cuales esperan “mirando el reloj” a que termine el pontificado, según comentó a la AFP el vaticanista Marco Politi, autor del libro Francisco entre los lobos.
La decisión de anunciar un jubileo extraordinario tan solo dos años después de su elección en 2013 refleja también una suerte de afán de Francisco por acelerar su misión.