Moscú. EFE Decenas de miles de personas marcharon ayer por el centro de Moscú para honrar la memoria de Boris Nemtsov, líder opositor ruso asesinado de cuatro tiros en la espalda, y para expresar su indignación con el Kremlin, al que culpan de sembrar el odio que pudo motivar el crimen.
“Que unos canallas hayan llegado a esto, es culpa de las autoridades. En los últimos años, han favorecido la intolerancia y la maldad en la sociedad rusa porque se creían que era todo un juego”, dijo Mijaíl Kasiánov, un líder de oposición liberal muy cercano a Nemtsov.
Situado a la cabecera de la multitudinaria marcha, el hombre que fue primer ministro y que hasta el trágico asesinato compartía con Nemtsov la presidencia del Partido Republicano de Rusia, acusó al Kremlin de instigar el odio al tachar de “traidores a la patria” a quienes se oponen a su política.
“Que a los defensores de un futuro democrático para este país nos llamen quinta columna o traidores a la nación, incluso en lo más alto, incluso por boca de (el presidente ruso, Vladimir) Putin, es lo que empuja a los locos a cometer estas acciones”, denunció Kasiánov.
Una marea de banderas rusas con crespones negros fluyó desde el lugar donde se inició la marcha hasta el puente sobre el río Moscova donde fue ultimado Nemtrov al filo de la medianoche del viernes, a escasos metros de la Plaza Roja y el Kremlin.
“Nosotros somos los auténticos patriotas, porque somos los que defendemos las libertades que están en la Constitución, que es la base de una Rusia democrática, en la que las libertades y los derechos fundamentales son el valor supremo”, explicó Kasiánov, y fue el mensaje que llevaron los manifestantes a los muros del Kremlin.
‘Rusia sin Putin’. Al aproximarse al escenario del crimen, la gente coreó en voz baja “Rusia sin Putin” e incluso algún “No a la guerra”, en alusión a las denuncias que hacía Nemtsov sobre la participación de militares rusos en el conflicto de Ucrania.
No tenemos miedo , La propaganda mat a y Yo soy Boris eran algunas de las pancartas que portaban miles de moscovitas de todas las edades durante un recorrido de más de dos kilómetros, presidido prácticamente hasta el final por un solemne silencio.
También en otras ciudades de Rusia se realizaron actos en memoria del político opositor, miembro destacado de la camada de reformistas liberales que llegaron al poder después de la caída de la Unión Soviética y viceprimer ministro en dos gobiernos de esa época, con Boris Yeltsin al frente del país.
En San Petersburgo, la ciudad donde nació y creció Putin, unas 15.000 personas salieron a la calle para recordar a Nemtsov, según los organizadores.
La marcha en la capital rusa concluyó con la detención de más de medio centenar de personas, entre ellos el diputado ucraniano Alexander Goncharenko, de 34 años y miembro del grupo parlamentario del bloque del presidente de Ucrania, Petro Poroshenko.
El Comité de Instrucción ruso interrogó al diputado “en relación con un delito cometido contra un ciudadano ruso” durante enfrentamientos en Odessa, Ucrania, el 2 de mayo del 2014. Ahí, 50 manifestantes prorrusos murieron calcinados en un incendio de la Casa de la Cultura.
Antes de ser detenido, Goncharenko publicó en Facebook una foto suya en la marcha llevando una camiseta blanca con el retrato de Nemtsov y la leyenda “Los héroes no mueren”.
Ese lema fue la consigna que adoptaron después de las primeras víctimas mortales los participantes de la revuelta civil en Kiev que en febrero de 2014 condujo al derrocamiento del presidente prorruso Víktor Yanukóvich.
Casi dos días después del asesinato de Nemtsov, las autoridades rusas pusieron el domingo de manifiesto las dificultades que tendrán para encontrar a los responsables del brutal crimen al ofrecer una recompensa de tres millones de rublos, cerca de 50.000 dólares, por “información valiosa” para la investigación.
Nemtsov, asesinado a la edad de 55 años cuando paseaba con una amiga de nacionalidad ucraniana, era uno de los mayores críticos a la injerencia de Rusia en los asuntos internos de Ucrania y había denunciado que miles de soldados rusos combatían en la filas de los separatistas prorrusos.