Atenas
La presencia de 16.000 migrantes en las islas griegas del Egeo, las tensiones con los habitantes y las campañas en su contra de grupos de extrema derecha están creando un cóctel explosivo.
Después de Lesbos y Samos, la tensión se ha traslado desde hace tres días a la isla de Quíos, donde este viernes un sirio resultó gravemente herido por una pedrada cerca del campo de refugiados de Suda.
El miércoles y el jueves unos desconocidos lanzaron piedras y artefactos incendiarios desde una colina cercana al campo, donde viven 800 migrantes, y destruyeron las tiendas de 100 de ellos.
La policía cree que se trata de habitantes exasperados por dos robos cometido el miércoles y que fueron seguidos de destrozos de casas y coches. La policía detuvo a tres adolescentes argelinos y a un iraní de unos 40 años.
Quíos, que acoge a cerca de 4.000 refugiados, está "en ebullición", dijo un responsable de la Policía que no quiso identificarse.
La situación es similar a la de otras islas de la zona, donde hay cerca de 16.000 migrantes y refugiados. Los habitantes dicen estar exasperados por su llegada masiva y por las consecuencias negativas para el turismo.
También los migrantes están hartos de esperar, algunos desde hace meses, una respuesta a sus demandas de asilo.
Su temor es ser devueltos a Turquía, como estipula un acuerdo entre el gobierno turco y la Unión Europea firmado en marzo para frenar la ola migratoria.
De momento, la espera los obliga a malvivir en condiciones difíciles, agravadas por el cansancio, la falta de dinero y la llegada del invierno.
"En todas las islas vemos que la gente está desesperada, decepcionada", dice a la AFP Roland Schöenbauer, portavoz en Grecia de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
"Sólo les queda un sentimiento de rebeldía" advierte, por su parte, la filial belga de Médicos Sin Fronteras.
Cada día siguen llegando varias decenas de refugiados, en su mayoría sirios, afganos e iraquíes, según el Acnur. Desde 2015, un millón de migrantes, en su mayoría sirios, han llegado al país.
En este contexto no se puede descartar que las organizaciones de extrema derecha intenten aprovechar la tensión, indica el responsable policial.
Este semana un grupo de diputados del partido neonazi griego Amanecer Dorado visitaron Quíos y Lesbos. Según la web del partido, el tercero más importante de Grecia, iban acompañados de cuatro diputados belgas del Vlaams Belang, un partido independentista flamenco de extrema derecha.
Hasta ahora la extrema derecha estaba al margen del debate sobre los migrantes, recibidos en un primer momento con muestras de solidaridad por los griegos.
Pero ahora sus diputados están visitando las islas y haciendo campaña, también en la Grecia continental, donde hay otros 45.000 migrantes varados tras el cierre de las fronteras europeas.
El gobierno está preocupado por las tensiones entre Turquía y la UE que podrían provocar otra ola masiva de llegadas. Por el momento su objetivo de vaciar las islas del Egeo de migrantes parece muy lejos y sólo 350 han salido hasta ahora hacia el continente, según el Acnur.
Los responsables europeos sólo han enviado una pequeña parte de los refuerzos prometidos para ayudar a las autoridades griegas a agilizar el examen de las demandas de asilo.
En octubre, el ministro griego de política migratoria , Yannis Mouzalas, no escondió su "cólera" hacia la UE. "La UE tiene que apoyar" el acuerdo con Turquía, "no es sólo una cuestión de solidaridad con Grecia, es una obligación", afirmó.