Pese que hay unos 500 costarricenses que viajaron a Roma para vivir la canonización de los santos Juan Pablo II y Juan XXIII, el mar de banderas en la plaza de San Pedro hizo que, a simple vista, no se encontrara un grupo de ticos en los alrededores del obelisco de la plaza de San Pedro.
Los colores blanco y rojo de la bandera polaca predominaron como muestra de la devoción que hay en el país natal del santo Juan Pablo II.
El grupo de polacos, mientras esperaban a que abrieran la plaza de San Pedro, cantaron e hicieron oración en las calles.
Otros llevaron bolsas para dormir y esperaron su ingreso a la plaza de San Pedro hasta las 5 a.m.
Los grupos que se congregaron este domingo en el Vaticano parecían tribus de colores, cuya diferencia se marca en el idioma.
Pese a que los ticos querían acampar cerca del altar donde se oficiaría la canonización ayer toparon con que la seguridad del Vaticano debía delojar toda la plaza de San Pedro, para evitar cualquier topo de atentado.
Eso hizo que varios ticos volvieran a su hotel y se les complicara el acceso luego hacia la plaza de San Pedro, en el Vaticano.
"El solo hecho de que un milagro tico haya hecho santo a Juan Pablo II ya es un motivo enorme de celebración para los costarricenses. Los felicito por este orgullo nacional y los motivo a que vivan siempre muy de cerca la fe de Dios", dijo el padre Manuel Dorantes, quien es sacerdote de la diócesis de Chicago, en Estados Unidos.