Roma. AFP. Licio Gelli, fascista, espía, poeta, manipulador y chantajista, amigo de los militares golpistas de América Latina, murió llevándose consigo muchos secretos de la historia reciente de Italia.
El hombre que comenzó su carrera como simple empleado de una fábrica de colchones de Arezzo, que fue voluntario en 1936 con los fascistas italianos en la Guerra Civil española y agente de los servicios secretos en medio mundo, era conocido por sus “mil caras”.
Nacido en Pistoia (norte de Italia) el 21 de abril de 1919, fue dirigente durante su juventud del Partido Nazionale Fascista en su ciudad natal, donde protagonizó una serie de incidentes al frente de grupos afines.
El “maestro venerable”, título que alcanzó en la masonería, fue una de las figuras más controvertidas de la historia reciente de Italia como líder de la poderosa logia Propaganda 2 (P2).
El “capo” de la organización masónica era ante todo un anticomunista convencido, con importantes vínculos en todos los sectores del poder en Italia y con relaciones claves en países como Argentina y Uruguay , para detener la llegada del comunismo.
Este hombre, quien estuvo involucrado en casi todos los escándalos políticos y financieros que sacudieron a Italia en los años 80 y 90, también se encontró detrás de una media docena de intentos de golpes de Estado, tanto en Italia como en América Latina.
Poeta en la estela de Gabrielle D’Annunzio, Gelli, quien murió a los 96 años en su mansión de Toscana, Villa Wanda, donde estaba recluido en detención domiciliaria, fue admirador y amigo de Juan Domingo Perón y de otro acérrimo anticomunista, el también argentino José López Rega, fundador de la tristemente célebre organización paramilitar de extrema derecha Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).
Con su muerte, desaparece uno de los personajes más turbios y misteriosos de Italia, experto en manipular a través del chantaje todos los hilos del poder.
Su nombre apareció por primera vez gracias a los jueces milaneses que investigaban en la década de 1980 el sistema de sobornos de empresas y políticos , mejor conocido como el escándalo de Tangentopolis.
El “titiritero siniestro”, como lo llamaba la prensa, fue también creador de una estructura paramilitar secreta de nombre Gladio, con el objetivo de impedir que los comunistas llegaran al poder.
Condenas. El poderoso líder de la P2 fue condenado por la Justicia por apropiarse de secretos de Estado, calumniar a magistrados e intentar desviar las investigaciones por el atentado a la estación de Bolonia en 1980.
Luego, en 1992, fue condenado en Italia a 18 años y seis meses por quiebra y fraude del Banco Ambrosiano, entonces el mayor banco privado de la península.
Su sentencia fue reducida en apelación. Dos años más tarde se le levantó el cargo de intento de desestabilización, pero recibió una condena de 17 años por difamación, delitos financieros y robo de documentos secretos.
En abril de 1998 , cuando la Corte Suprema confirmó la condena de 12 años de prisión, Gelli gozaba de la semilibertad en su villa en Arezzo, en Toscana, de donde huyó para ser detenido de nuevo en Cannes, cuatro meses después.
Desde entonces y hasta su muerte, vivió bajo arresto domiciliario en Toscana, donde la Policía italiana descubrió en 1982, después de un registro, 179 barras de oro, cuyo origen nunca fue establecido con certeza.