Frank van den Bleeken no está conectado a un sistema de respiración asistida ni tampoco tiene algún impedimento físico que lo confine a una cama.
De hecho, a simple vista, este hombre belga de 50 años parece saludable: tiene mejillas rosadas y contextura rellena. Es de verbo fuerte y habla con total cordura.
¿Por qué entonces le solicitó al Tribunal de Bruselas que le aplique la eutanasia?
Es un enfermo sexual que no puede controlar sus impulsos. Así lo certificó un grupo de médicos que calificó su condición de delirio sin cura. “Es un sufrimiento crónico que no tiene cura y el sistema penitenciario belga no me ofrece tratamiento alguno”, comenta el reo entre los argumentos para abogar por su propia muerte.
Van Den Bleeken ha cumplido 30 años de la cadena perpetua que se le impuso tras cometer 21 violaciones, de las cuales una terminó en un homicidio.
Su equipo de abogados defensores alega que si el cliente sale de la cárcel reincidirá de manera inevitable, por lo que la vía más “saludable” para él y la sociedad, es que le den muerte asistida.
En Bélgica, la eutanasia es una opción no solo para los enfermos terminales, sino también para casos como el de Van Den Bleeken, en el que media un padecimiento síquico.
El reo había solicitado la misma medida tres años atrás pero le fue rechazada por la Comisión Federal de la Eutanasia, que prefería agotar cualquier otra vía terapéutica antes de tomar la medida.
En esta ocasión, la solicitud se hizo ante el ministerio de Justicia belga y finalmente fue el Tribunal de Apelación de Bruselas, el ente que ratificó que el procedimiento se llevará a cabo.
Portillo
Este caso ha llamado la atención al ser el primero en el que se acepta una solicitud de eutanasia relacionada con “angustia mental”.
Además, es la primera vez que se resuelve una petición de este tipo a favor de un prisionero, desde que en Bélgica se aprobó la eutanasia en el 2002.
Según la BBC, en los últimos años se han multiplicado los procedimientos de eutanasia. El año pasado hubo 1.807 muertes, un 27% más que en el 2012. Además cada vez se aprueban más solicitudes por parte de personas que no tienen una enfermedad terminal.
En el 2013, Nathan Verhelst pidió morir después de varias operaciones fallidas de cambio de sexo. Ese mismo año, los gemelos sordos Marc y Eddy Verbessen lucharon a favor de su propia muerte cuando se enteraron de que un desorden genético los dejaría ciegos.
En febrero pasado Bélgica se convirtió en el primer país en eliminar las restricciones etarias para recibir una edad apropiada, abriendo así la puerta para la eutanasia infantil.
Tras la aprobación de su petición, Van Den Bleeken espera nada más el traslado a un hospital donde se le aplicará el procedimiento.