París. AFP, EFE El presidente François Hollande reiteró el viernes su voluntad de mantenerse firme frente a la revuelta social contra la reforma laboral, que dura ya dos meses en Francia, salpicada de huelgas, manifestaciones y bloqueos de sitios industriales, y que podría intensificarse en los próximos días.
Seis de ocho refinerías del país seguían paralizadas o funcionaban despacio el viernes por la tarde, mientras fueron desbloqueados todos los depósitos petroleros a excepción de uno en huelga (Gargenville, en región parisina), según el ministerio de Transportes.
La situación parecía mejorar en las estaciones de servicio. Total precisó que, de sus 2.200 estaciones, poco menos de un tercio (659) estaban en dificultades frente a las 815 del jueves, y el grupo había triplicado su flota de camiones para el reaprovisionamiento de su red.
Los ocho sindicatos opuestos a la ley, que la consideran excesivamente liberal, llamaron el viernes a “continuar y amplificar la movilización”.
“Me mantendré firme porque es una buena reforma”, declaró el jefe de Estado francés al final de la cumbre del G7 en Japón.
El texto, actualmente en discusión en el parlamento, divide a la mayoría socialista en el poder. De hecho, medio centenar de diputados del Partido Socialista francés, ecologistas y del Frente de Izquierdas pidieron a Hollande, que “actúe sin tardar para salir de la crisis” actual, ya que “la oposición contra su reforma laboral es mayoritaria”.
Diputados. En una carta, los firmantes recuerdan al jefe de Estado que Francia “atraviesa un período de tensiones sociales sin precedentes con la izquierda en el ejercicio del poder” y estiman que era algo “previsible”, contra lo que, afirman, han alertado.
La ley es adversada sobre todo por su artículo 2, que establece la primacía de la negociación dentro de la empresa, en detrimento de los convenios colectivos. Este punto resulta inaceptable para los sindicatos. Los diputados piden a Hollande que lo negocie, pero este se niega.
Según el líder de la CGT (unión sindical promotora de las protestas), Philippe Martínez, la iniciativa generó un “clima de odio” en el gobierno y la patronal.
Ante las huelgas en el transporte público y el racionamiento del carburante, los franceses mantienen reacciones encontradas. Siete personas de cada diez desean la retirada del texto “para evitar la paralización del país”, según un sondeo.
Lanzada hace apenas tres meses, la movilización social se endureció la semana pasada con el bloqueo de puertos, refinerías y depósitos de carburante.
El viernes fue reconducida la huelga en las terminales petrolífera de Le Havre, que el martes dejó sin petróleo a los aeropuertos parisinos, y en seis de las ocho refinerías petroleras.
Manuel Valls recibirá el sábado a los patrones de los sectores petroleros y de transportes para discutir medidas para afrontar la escasez de carburante.
Entre estas medidas, los agricultores tienen permiso para emplear fuel doméstico en sus tractores (generalmente prohibido).
A las compañías aéreas, la dirección general de la aviación civil (DGAC) les ha pedido que llenen completamente su depósito en el extranjero.
La huelga en las terminales petroleras de Le Havre (que proveen de queroseno a los aeropuertos de Orly y Charles de Gaulles), continuará hasta el lunes, aunque el gobierno ha impuesto un servicio mínimo.
En la refinería de Grandpuits (Seine-et-Marne), los trabajadores han votado prolongar la huelga hasta el 3 de junio y en Donges, la CGT ha llamado al paro indefinido hasta la retirada de la ley.
Por otra parte, el puerto autónomo de La Rochelle, sexto puerto marítimo francés, estaba bloqueado el viernes y la CGT Puertos y Muelles había convocado una nueva huelga de 24 horas para el 2 de junio.
Nueve centrales nucleares de las 19 existentes en el país han visto bajar su producción, según la CGT, sin por el momento perturbar el aprovisionamiento de electricidad, según el administrador de la red.
Además de los bloqueos en sitios industriales, el 14 de junio está prevista una nueva jornada de movilización nacional, con una “potente manifestación” en París. La fecha coincidirá con el inicio del debate de la reforma en el senado.