Berlín
Ángela Merkel y su política de acogida a los refugiados estaban el lunes en el punto de mira después de la humillante derrota de su partido en una elección regional, donde un partido antiinmigración logró una importante victoria.
Desde China, en donde participa en la cumbre del G20, la canciller alemana, Ángela Merkel, insistió en que su decisión de recibir en masa a los migrantes en el 2015 fue "la buena", pero ante el resultado electoral se mostró dispuesta a "volver a ganar la confianza" de los alemanes.
"Todos deben reflexionar sobre lo que podemos hacer para volver a ganar la confianza, y naturalmente, yo en primer lugar", dijo
El domingo, el partido populista antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD) logró resultados inesperados en los comicios de Mecklemburgo-Antepomerania (noreste) al obtener el segundo lugar con 22% de los votos, detrás de los socialdemócratas que lograron 30% de las preferencias, cinco puntos menos que en los comicios del 2011.
El partido de Merkel, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), quedó relegado a un tercer lugar con 19% de los votos, según los resultados definitivos, algo inédito para este tipo de comicios regionales.
La integración de un millón de solicitantes de asilo el año pasado fue el eje de la campaña electoral en este estado-región de la antigua Alemania Oriental del que la canciller es diputada, abonando el terreno para la formación populista.
Este resultado en el simbólico bastión de la canciller, que hizo campaña las últimas semanas, fortalece a la AfD a un año de las legislativas.
El debate nacional sobre la integración de los refugiados ocultó los desafíos locales y los aliados de la Unión Social Cristiana (CSU) de la dirigente alemana, que se oponen desde hace meses a la política migratoria de la canciller, aprovecharon la ocasión.
Señal de protesta. Estos comicios son una "señal de protesta contra la política hecha en Berlín", estimó el secretario general de la CSU, Andreas Scheuer, quien pidió nuevamente que la canciller acepte instaurar "un cupo" anual de refugiados autorizados a instalarse en Alemania.
El secretario general de la CDU, Peter Tauber, reconoció una "amarga derrota" y subrayó que debían "comprender los miedos de la gente". "Pero no debemos cometer el error de decir que todo el que vota por el AfD es de extrema derecha y está en contra de los refugiados", advirtió.
Creada hace tres años, la formación AfD tiene escaños en nueve de los 16 parlamentos regionales, y se encamina fortalecida a las elecciones legislativas del otoño del 2017 colocando en el centro del debate político el discurso antiinmigración y el rechazo al bipartidismo y las élites políticas.
A nivel nacional cosecha un 14% de intenciones de voto, según un sondeo reciente, un aumento de 10 puntos en los últimos 12 meses, cuando Merkel abrió las puertas del país a los solicitantes de asilo.
La jefa del Gobierno, en el cargo desde hace casi 11 años, aún no anunció su candidatura a un cuarto mandato, pero se da por descontada. Para la AfD, el objetivo es claro: hacer perder a Ángela Merkel.
"Es el principio del fin para la era Merkel", insistió este lunes una de los jefes del partido antiinmigrantes, Beatrix von Storch, quien estimó que la política del gobierno no responde a "lo que espera la mayoría de la población".