Roma
"Francisco nos ha devuelto la vida, es nuestro salvador. Estaremos a la altura de esta oportunidad", así agradecían los doce refugiados sirios el gesto del papa al acogerlos en el Vaticano tras su visita a la isla griega de Lesbos.Los doce refugiados sirios traídos desde Lesbos a Roma por el papa Francisco van adaptándose a la vida en Roma y ya han tomado sus primeras clases de italiano, anunció un portavoz de la comunidad de Sant'Egidio que los alberga provisionalmente.
Las tres familias musulmanas, con un total de seis hijos, dos de ellos adolescentes, disponen cada una de un pequeño apartamento en un edificio del barrio romano del Trastevere, no lejos de la sede de la comunidad.
En total, 80 personas viven en este edificio, entre ellas varias familias de sirios recientemente llegadas desde Líbano gracias a un "pasillo humanitario" puesto en marcha por Sant'Egidio y otras organizaciones religiosas, para hacer venir a varios cientos de refugiados bloqueados en Líbano.
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En varios días o semanas, las tres familias invitadas por el papa se trasladarán a apartamentos más espaciosos en preparación en el Vaticano, donde se unirán a las dos familias de refugiados sirios cristianos acogida desde otoño.
Desde el domingo, los miembros de las tres familias "han tomados sus primeras lecciones de italiano. Ante ellos se abre una nueva vida. Ya han empezado a pasearse por el Trastevere, explicó el portavoz Maximiliano Signifredi.
Hasan, ingeniero originario de Damasco, acompañado por su mujer Nour y su hijo de dos años, lamentó las numerosas muertes. "Vimos morir amigos y parientes bajo los escombros, huimos porque en Siria no teníamos ninguna esperanza", contó.
"Esperamos que la opinión pública (en Europa) comprenda nuestras razones y que el gesto del papa tendrá sus consecuencias en la política respecto a los refugiados", declaró por su parte Nour al diario Repubblica.
Ramy, un profesor de 51 años, explica que huyó de Deir Ezor, una provincia controlada en parte por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), con su esposa Suhila y sus tres hijos - Rashid y Abdelmajid, de 18 y 16 años, y la pequeña al-Quds, de siete años. Tras la destrucción de su casa decidieron huir, recuerda."Estamos agradecidos con el papa, estaremos a la altura de esta oportunidad que nos ha sido dada y del don que nos ha hecho", declara a La Stampa. No sabe sin embargo si su vida tiene que recomenzar en Europa o quizás un día podrán "volver a una Siria sin guerra ni violencia".
Con estas nuevas familias, el Vaticano, que tiene unos 1.000 habitantes, alberga unos 20 refugiados.
En un gesto desafiante del pontífice hacia Europa, Francisco había reconocido ante la prensa que "es una gota en el mar, pero después de esta gota el mar no será más el mismo", citando a la madre Teresa, durante el vuelo de regreso de Lesbos.
Francisco, nieto de emigrantes italianos, contó que la idea se la sugirió hace una semana un colaborador y que le dijo "enseguida que sí".