Madrid. EFE. Entre las ansias por un cambio y el miedo a la incertidumbre, los españoles reflexionaron el sábado su voto para los comicios legislativos de este domingo, que se plantean como un pulso entre los conservadores de Mariano Rajoy y la izquierda radical.
Las votaciones llegan tras meses de parálisis política y peleas entre los diferentes partidos que, luego de las igualadas elecciones de diciembre, fueron incapaces de pactar un gobierno y arrastraron a los ciudadanos de nuevo a las urnas, menos de 200 días mas tarde.
Para estos comicios, celebrados a comienzos del verano, con algunos españoles y sus hijos ya de vacaciones, algunos sondeos apuntan a una notable abstención de los electores, cansados de luchas partidistas de sus representantes.
“Esta vez no votaré. Lo hice en diciembre y ellos (los políticos) no hicieron sus deberes”, dice Mónica Aranda, una economista de 27 años de Bilbao que disfruta de una semana de reposo en la costa mediterránea de Alicante.
En la orilla, aparece otro abstencionista de vacaciones, Fernando Calero. “Todos piensan únicamente en tener poder, poder. Y en nosotros, nadie”, se justifica este administrativo de 53 años, residente en Madrid.
Históricamente, la abstención benefició al Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, con un electorado muy fiel que ve amenazada su permanencia por el ascenso de la coalición Unidos Podemos. El PP lideraba las últimas encuestas, pero sin llegar a la mayoría absoluta.
Otro escenario. Por otra parte, las encuestas vaticinan que Unidos Podemos, encabezada por el partido Podemos, podría también desbancar a los socialistas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como líderes de la izquierda.
En ellos confiará Antonio Pérez, que regenta un quiosco justo al lado de la playa de Alicante. Sentado junto a su negocio, observa los ríos de bañistas que se dirigen hacia la arena.
“Necesitamos una nueva forma de hacer política, con más sentido común y atención a los ciudadanos, no solo a los peces gordos”, explica.
Entre los bañistas, hay numerosos de otras partes de España, que ya votaron por correo. Es el caso de Pilar Román, funcionaria de 47 años de Zaragoza, que toma el sol mientras sus dos hijos juegan con la arena.
Apostó por el Partido Popular aunque “quería cambio”. “Siempre los he votado y aunque no me gusta Rajoy, no me fío de los partidos nuevos; no tienen experiencia para gobernar”.
En esa esa misma playa llena de bañistas se levantaba una enorme hoguera. Alicante celebraba las fiestas de San Juan, una tradición en varias regiones españolas coincidente con el solsticio de verano para quemar el mal y conservar el bien.
En cierto modo, es la tarea que le tocará desarrollar al próximo gobierno español: mantener el ritmo actual de crecimiento económico superior al 3%, al tiempo que sana las heridas dejadas por seis años de crisis, duros recortes y aumento de la desigualdad.
“A mí me va bien, pero alrededor todo está fatal. La gente está desempleada, haciendo prácticas sin cobrar o yendo al extranjero”, lamenta Juan José Beltri, un administrativo de 22 años que votará por el Partido Socialista.
Presumiblemente, tercera fuerza tras los comicios, el PSOE puede encontrarse en la difícil tesitura de ayudar a Podemos a llegar al Gobierno mediante una alianza de sus diputados o facilitar la continuidad de Rajoy.
De momento, descartan ambas opciones pero eso podría bloquear la situación como en diciembre.
En esa ocasión, Rajoy ganó las elecciones, pero se quedó sin aliados. El líder socialista Pedro Sánchez tampoco consiguió una mayoría suficiente para ser investido y el rey Felipe VI se vio obligado a convocar nuevas elecciones.
En toda la campaña, el líder conservador se erigió en garante de la estabilidad y el viernes, coincidiendo con el cierre de campaña y el maremoto por el brexit , recomendó evitar experimentos votando a Podemos, aliado del partido griego Syriza.
“En momentos de cambios tan bruscos, mira ahora con el Reino Unido, me decanto por la derecha que tiende menos a hacer veleidades”, afirma Vicente Serrano, un jubilado de 74 años.