El periodista ruso Dmitrii Surnin vive actualmete en Kiev –capital de Ucrania– a dos cuadras de la plaza Maidán, donde hace siete días los choques entre manifestantes y policías antimontines ocasionaron poco más de un centenar de muertos. Surnin relata que hay barricadas justo en frente de su edificio de apartamentos y el olor pesado de las llantas quemadas se cierne sobre la ciudad. La entrevista con el periodista se realizó vía correo electrónico mientras viajaba de Minsk (en Bielorrusia) de regreso a Kiev. Este es un extracto de la misma.
¿Cómo describiría la situación en la ciudad? ¿Qué tan grave es?
Pese a lo que se difunde en los medios alrededor del mundo, en Kiev la situación es bastante estable y segura. El transporte público opera con normalidad, las tiendas están abiertas y abastecidas. Los bancos, estaciones de servicio, restaurantes y cafés están en su mayoría abiertos. Ciudadanos patrullan las calles en las unidades de autodefensa ( samooborona ) y se han encargado de dirigir el tránsito en cruces complicados. Las samooboronas y la policía trabajan juntos para controlar el ingreso a la ciudad en puestos de control sobre las calles principales de Kiev.
”La plaza de Maidán está todavía ocupada por los manifestantes (esto fue el lunes 24). Los bloqueos todavía están en pie. Ya los incendios se extinguieron, pero todos los alrededores están cubiertos con hollín por la quema de llantas.
”Muchas familias, con sus niños, llegan a la plaza a observar las barricadas y a dejar flores donde ocurrieron las muertes”.
¿Conoce usted alguna persona que haya estado en Maidán durante los choques entre manifestantes y la policía?
Una de mis amistades estuvo allí. Lo golpearon severamente. También le dispararon, pero vestía un chaleco antibalas y no sufrió heridas muy graves en el tórax.
¿Es seguro estar en Kiev?
Hubo dos asesinatos en mi barrio. El pasado 18 de febrero, el gobierno quitó el alumbrado público en la zona. En ese momento, grupos afines al gobierno de Yanukovich (los titushki ) comenzaron a merodear armados por el área. Al menos un miembro de las autodefensas civiles fue asesinado. A un periodista, Vyachislav Vermiy también lo mataron. No lo conocía en persona, pero era amigo de mis amigos. La policía antimotines se dio cuenta que no podría levantar los bloqueos –dos vehículos blindados fueron quemados con bombas molotov– y ahí fue cuando los titushki se retiraron. Inmediatamente después, las autodefensas y los mismos ciudadanos comenzaron a perseguirlos alrededor de Kiev.
¿Está considerando abandonar la ciudad?
No por ahora. Mi trabajo me obliga a viajar fuera de Ucrania. Me pasé a vivir a Kiev por conveniencia y no considero que sea momento para abandonarla. A decir verdad, me siento totalmente seguro aquí.
¿Hace cuánto se observan disturbios en Kiev?
Desde hace unos tres meses. Pero los choques más violentos –con efrentamientos armados y la quema de llantas– comenzaron el 19 de enero. El punto más álgido ocurrió entre el 19 y el 21 de febrero. En esos días murieron unas 100 personas. Muchos murieron baleados. El edificio de la Unión de Comercio fue utilizado por los manifestantes como su cuartel. Allí montaron puestos de comando, comunicaciones y hasta un hospital improvisado. Ese edificio fue incendiado en la noche del 19. Es el edificio quemado que se observa en las fotos que se transmiten alrededor del mundo.
¿Cómo cambiaron los disturbios el ritmo de vida en la capital?
El problema está muy focalizado en el centro de la ciudad. En el resto de Kiev no se aprecia un cambio significativo. Es imposible manejar hacia el centro, amenos que sea a deshoras. Maidán y sus alrededores están cubiertos por el hollín. El olor a llantas quemadas es pesado y hay manifestaciones a toda hora en el campamento de los opositores. Son extremadamente ruidosos.
”Muchos habitantes se unieron a la samoborona para cuidar sus barrios y proteger a sus familias de maleantes. Hay un ambiente muy severo de desconfianza y la policía tuvo que apoyarse en la gente común y corriente. De hecho, se siente más seguro que “cualquier hijo de vecino” patrulla las calles.
”En algún momento, los habitantes de Kiev entraron en pánico; corrieron a comprar todo lo que podían en las tiendas y a abastecerse de gasolina. Eso duró muy poco”.
Usted es ruso viviendo en Ucrania ¿Sienten alguna animosidad hacia usted por su nacionalidad?
Para ser honesto, no siento ni me he encontrado con tensión alguna por ser ruso. Es completamente normal, tal y como ha sido desde que llegué a Kiev hace un tiempo.
¿Qué opina sobre algunos informes de medios que insinúan que esto es una lucha entre quienes quieren que Ucrania haga alianzas con la Unión Europea y quienes apoyan un acercamiento con Rusia?
Es una visión simplista de la situación, pues tiene poco que ver entre los que son pro Unión Europea y los que apoyan la influencia de Rusia. Los choques se dan por un enojo generalizado ante pillos violentos metidos en el gobierno. De hecho, muchos involucrados en las protestas son rusos, junto con grupos del movimiento antiglobalista que no apoyaban ninguna alianza política extranjera, como la UE.
”La situación aquí en Ucrania no se acaba todavía. Esto es apenas el primer capítulo de un gran drama histórico del que somos testigos. Se crearán nuevos mitos y se fabricarán nuevas rupturas. Es muy probable que el resultado sea un cambio importante en la geopolítica de la regióno”.