Barcelona. AFP. El resultado de las elecciones regionales en Cataluña, con mayoría absoluta de diputados para dos formaciones independentistas pero divergentes, pone en un atolladero tanto al líder catalán Artur Mas, como a su archirrival, el jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, estiman los analistas.
“Estas elecciones nos dejan un panorama con muchas, muchas incógnitas”, afirmó Joan Botella, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Para empezar, saber si la coalición independentista Junts pel Sí (JxS) impulsada por el liberal Mas, que obtuvo 62 escaños en un parlamento de 135, tendrá el apoyo de la otra formación secesionista, la anticapitalista CUP, con diez diputados claves para su investidura.
“¿Quiere Mas proclamar la independencia de la mano de un partido de extrema izquierda que cuestiona la propiedad privada de los medios de producción?”, se preguntaba el diario conservador El Mundo en su editorial, este lunes.
Para Botella, el dilema es más bien al revés: “¿Está dispuesta la CUP a votar a favor de un gobierno dirigido por Mas?”, artífice de draconianas políticas de austeridad y miembro de una formación de derechas lastrada por numerosos escándalos de corrupción.
Jordi Matas, politólogo de la Universidad de Barcelona, cree que el deseo de separarse de España se impondrá: “La CUP será muy reivindicativa en su negociación, pero va a facilitar claramente el proceso para conseguir la independencia”.
Aunque Mas, convertido en mesías del movimiento independentista en los últimos tres años, podría ver rodar su cabeza.
“Veo con toda seguridad que habrá un gobierno independentista; lo que veo como menos probable es que sea Artur Mas el presidente porque la CUP ha puesto la condición de que no sea él”, consideró Pablo Simón, de la Universidad Carlos III, de Madrid.
¿Autonomía o independencia? ¿Y qué ocurriría si Madrid hiciese una propuesta tentadora a Cataluña, de mayor autonomía, para convencerla de quedarse?
“Sabemos por encuestas de opinión en Cataluña que la mayoría de los catalanes prefiere una solución de este tipo, incluso muchos de los que han votado por la independencia”, dijo Botella.
“Una parte importante de los que han votado JxS no votaron por la independencia, sino para darle en las narices al Gobierno de Madrid”, dijo el sociólogo José Juan Toharia, presidente del instituto de sondeos Metroscopia.
Aunque para negociar con el Gobierno español “algunas personas tendrían que abdicar de sus puntos de vista y podríamos imaginar muchas tensiones dentro del mundo independentista”, advirtió Botella.
Rajoy “debe reaccionar con urgencia, ofreciendo cauces para el diálogo”, opinó el diario de izquierdas ‘El País’.
Sin embargo, ninguno de los expertos cree que eso ocurra hasta que cambie el ejecutivo de Madrid en enero.
“Creemos que el escenario más probable es un mantenimiento del estatus quo hasta los comicios legislativos de finales de diciembre”, consideró Jesús Castillo, analista financiero para España del banco Natixis.
“Cualquier oferta que ahora hiciese el Gobierno de Madrid podría ser vista como una muestra de debilidad y cualquier partido que desde la oposición anunciase algún tipo de negociación sustancial sería muy duramente criticado”, estimó Botella.
“Estamos ya en campaña electoral española y este no es el mejor momento para estrategias políticas inteligentes”, agregó.
Sin embargo, la negativa a negociar con los independentistas catalanes, lejos de atraer a votantes de otras regiones de España, podría costarle la reelección a Rajoy, señaló Matas.
Con esta actitud “el gobierno del Partido Popular ha conseguido que el independentismo haya subido espectacularmente en los últimos cuatro años”, afirmó.
“En el conjunto de la sociedad catalana late la sensación de incomprensión y de falta de respeto por el resto de España”, explicó el sociólogo Narciso Michavilla, presidente del instituto de sodeos GAD3. “Hace tres años, el eslogan del candidato Artur Mas era ‘España nos roba’, pero ahora ha pasado al eslogan ‘España nos amenaza y nos insulta’”, subrayó.
Lo que lleva a una nueva interrogante: ¿Tomará el Gobierno español medidas judiciales contra Mas o su ejecutivo si lleva adelante el proceso hacia la independencia?
“Eso sería la culminación de la colección de errores que ha habido aquí, sería echar gasolina al fuego”, concluyó Botella.