“Yo arriesgué mi vida una sola vez para cruzar el Mediterráneo. En Alepo (Siria) la arriesgaba a diario”. Así explica un migrante identificado como Ahmed — al diario El País — el por qué decidió entregarle a un traficante ¢3,5 millones (cerca de 6.000 euros) para llegar a Europa .
Como él, cientos de personas de naciones como Libia, Siria, Sudán y Eritrea intentan, a diario, alcanzar el Viejo Continente en embarcaciones atiborradas a más no poder, buques que ocasionalmente terminan en el fondo del Mediterráneo. El fenómeno no es nuevo, pero el incremento en el número de muertes registradas –en el 2012 se reportaban 500 fallecidos y en lo que llevamos de 2015, ya van 1.727– convierte esta travesía en toda una crisis humanitaria.
La directora general adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Laura Thompson, habló con La Nación sobre esta tragedia –en medio de la cumbre en que la Unión Europea aprobó triplicar los recursos para la vigilancia del Mediterráneo– y pidió medidas urgentes para que el foco del trabajo sea “salvar vidas”.
¿En qué se diferencia la situación que se está presentando este año en el Mediterráneo con la de años anteriores?
La gran diferencia que estamos viviendo no es de cantidad de gente que está cruzando, la cantidad en números reales –comparada con el año anterior– es muy parecida (según estimaciones, en el 2014 cruzaron el Mediterráneo unos 26.000 migrantes). Lo que pasa es que mucha más gente se está muriendo. Hace un año, a estas alturas, se reportaban 96 muertes y, actualmente, ya llegamos a 1.727.
”Además, hay una serie de situaciones políticas y étnicas que están llevando a la gente a buscar dónde vivir mientras su situación mejora. Hay una crisis en Siria , porque la guerra ya lleva cuatro años y eso hace que alguna gente esté buscando soluciones más duraderas. Por otro lado, hay grandes áreas en donde el desarrollo económico no le ofrece a la gente ninguna alternativa. También tenemos una situación muy compleja en Libia que hace que una gran cantidad de migrantes económicos (personas que, habiendo dejado su lugar de residencia, buscan mejorar su nivel de vida en un país distinto al de origen) salgan del país; hay cierta inestabilidad política en Egipto y Túnez. Además, el avance del Estado Islámico en varios países también afecta.
¿El aumento en las muertes está relacionado con el fin del plan Mare Nostrum (plan de rescate de personas en el Mediterráneo que finalizó en el 2014)?
El plan Mare Nostrum tenía como objetivo evitar que la gente se muriera y tenía un mandato que iba más allá del patrullaje, era un plan muy enfocado en el rescate. Pero ese sistema fue reducido y reemplazado por el plan Tritón, que es un sistema que no está dirigido a proteger a la gente sino a patrullar el territorio. Pese a los grandes esfuerzos que se está haciendo en naciones como Italia, la capacidad no es la que existía con Mare Nostrum y nosotros vemos el cambio de sistema como una de las grandes razones de las muertes.
¿Cómo se puede describir al migrante que intenta cruzar el Mediterráneo?
Tradicionalmente, existe una gran cantidad de movimientos migratorios irregulares desde el norte de África al sur de Europa, esos movimientos son mixtos; es decir, hay personas con características muy variadas. Actualmente, encontramos potenciales refugiados de países como Eritrea o Siria, una gran cantidad de migrantes económicos libios, gente que tiene expectativas de asilo, una gran cantidad de migrantes económicos, personas que están buscando la reunificación familiar, etc. Lo mismo pasa con las edades y los géneros, hay hombres, mujeres y menores.
¿Qué medidas son urgentes?
Lo primero es crear un sistema que responda a la necesidad de salvar vidas; es decir, el foco del trabajo en el Mediterráneo debe ser salvar vidas y, al lado de eso, hay que intensificar el trabajo para destruir las redes criminales de tráfico de personas.
”El otro elemento importante es la creación de canales de emigración regular, porque hay ciertas opciones, pero no son muchas. Europa tiene algunos vacíos estructurales en el campo laboral que son llenados en parte por la migración. La gente no va a los países donde no hay trabajo.
”El tercer elemento que nos parece fundamental es el llevar a cabo una serie de políticas de desarrollo que estén dirigidas a las áreas de donde vienen los migrantes irregulares. A largo plazo, es muy importante establecer políticas que ataquen la falta de opciones que tienen las personas en ciertos países”.
¿Qué hacen países como Libia (de donde parte la mayoría de embarcaciones) para enfrentar el problema?
El problema es que en este momento no hay un poder centralizado que controle el país y eso les facilita las cosas a las redes criminales.
¿Cuánto duran los migrantes detenidos en ser deportados?
El proceso de deportación es un poco complejo, porque se requiere todo un análisis y porque, obviamente, las personas harán lo posible para no ser deportadas. Si un migrante llega a entrar a los sistemas administrativos, es alojado en un centro hasta que se resuelva su situación particular. Hay migrantes que han estado en centros durante al menos un año y medio.
¿Cuáles son los principales destinos a los que van los migrantes una vez que logran ingresar a Europa?
Hay un poco hacia todos los países, pero, obviamente, destinos como Alemania y el Reino Unido son de los más apetecidos por las oportunidades laborales que ofrecen. También porque naciones como Alemania cuentan con más facilidades para aceptar como refugiados a personas de ciertas nacionalidades, como los sirios. En general, es un tema que le compete a toda la Unión Europea; la mayoría entra por España, Italia y Grecia, pero los destinos son múltiples.