Londres. AFP. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, clausuró ayer la conferencia internacional contra la violencia sexual en las guerras, organizada por la actriz Angelina Jolie reclamando que este crimen quede relegado a la Edad Media y los libros de historia.
Los cuatro días que duró la primera gran reunión internacional contra este azote acabó con la propuesta de un protocolo para acabar con la impunidad que le rodea.
“Podemos conseguirlo”, aseguró Kerry, que se dijo implicado en este combate a título personal, en tanto que veterano de guerra y padre de dos hijas.
En un discurso ante representantes de los 123 países participantes, el secretario de Estado se encomendó a los objetivos formulados por el protocolo elaborado a iniciativa de Jolie y del copresidente de la reunión, el ministro de Exteriores británico William Hague.
La actriz, embajadora de buena voluntad del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, a la que acompañó su pareja, el actor Brad Pitt, dijo haber hecho todo lo posible para sacar de las sombras una causa que defiende con ahínco desde hace varios años.
“No erradicaremos este mal de la noche a la mañana, esto no es más que el principio, pero ahora sabemos exactamente lo que hay que hacer”, explicó la actriz.
Proyecto. El protocolo, un documento de 146 páginas traducido a varias lenguas, fue presentado el miércoles.
El texto pone el acento en la tolerancia cero frente a la violencia sexual y en la ayuda a las víctimas, que, más que ser reconfortadas, a menudo son extorsionadas y condenadas al ostracismo incluso por su propia familia.
Angelina Jolie recordó que el número de condenas por violaciones en zonas de guerra es irrisorio.
Por ejemplo, apenas unas 60 personas fueron juzgadas en Bosnia por las violaciones de entre 20.000 y 50.000 niñas cometidas en la guerra a principios de los años 90.
En la República Democrática del Congo (RDC), donde cada día violan a 36 mujeres y niñas, además de otros países como Colombia, Afganistán y en otros lugares donde las dificultades son las mismas.
“Es el meollo del problema”, dijo Georges Kuzma, experto en cuestiones judiciales de la ONG ‘Physicians for Human Rights’ (Médicos por los Derechos Humanos). “Porque antes de perseguir a los culpables, hay que saber investigar y documentar.
“En este frente, hay dos obstáculos: el hecho de que los países concernidos sean países jóvenes a nivel institucional. Y el hecho de que a menudo no tengan ni presupuesto ni logística”, manifestó el experto Kuzma.
Expectativa. Más allá de las promesas y los acuerdos, la conferencia tuvo un primer beneficio: liberar la palabra en ciertos países en que el tema se ha ignorado o disimulado durante mucho tiempo.
“Como mujer, es difícil hablar cuando se ha vivido una violencia física semejante. Pero venir aquí y ver a tanta gente interesarse por este tema me da una fuerza increíble. Es algo que no había sentido antes. Es una fuerza que viene del fondo del corazón y se alimenta de la sed de justicia”, explicó la periodista de investigación colombiana Jineth Bedoya Lima, del diario El Espectador , violada por paramilitares en el año 2000.
“Hace cinco años, no se hablaba de este asunto”, dijo el doctor congoleño Desiré Munyali, cirujano infantil y médico forense, que trabaja en el hospital de Panzi, en Kivu del Sur (este) para ayudar a las mujeres violadas.
“La gente prefería esconderse, incluso negar la ayuda. El gobierno, quizás por vergüenza o por complicidad, no quería ni siquiera hablarlo. Pero hoy están aquí, en Londres”, afirmó el doctor.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el expresidente estadounidense Jimmy Carter comunicaron su adhesión a los propósitos de la cumbre por mensajes de video.