Pekín. AFP. China controlaba estrictamente ayer las informaciones sobre el proceso a Gu Kailai, esposa de un alto dirigente del Partido Comunista y quien admitió haber envenenado a un empresario británico, aunque se conocieron nuevos detalles del sórdido y espectacular caso.
La abogada Gu fue juzgada el jueves en la ciudad de Heifei, en el punto más crítico del escándalo que estalló a inicios de este año con la destitución y posterior arresto de su marido, Bo Xilai, quien era considerado una estrella en rápida ascensión en el seno del Partido Comunista chino.
Ayer, quienes utilizaban la Internet en China verificaban el bloqueo a las búsquedas utilizando las palabras “Gu Kailai”, “Bo Xilai” y “Neil Heywood”, nombre del empresario británico asesinado en noviembre pasado en la ciudad de Chongqing.
En tanto, los grandes periódicos chinos recibieron instrucción de utilizar únicamente las versiones de la agencia oficial de informaciones, China Nueva (Xinhua).
La agencia divulgó en la noche del viernes un largo reporte sobre el proceso a Gu, que duró apenas siete horas y a la que la prensa no tuvo acceso.
Reconocimiento. De acuerdo con Xinhua, en el proceso Gu admitió haber participado del asesinato de Heywood, aunque atribuyó su gesto a una enajenación pasajera, después de años de lucha contra la depresión.
Gu dijo en el juicio en su contra que envenenó a Heywood porque se sentía aterrorizada ante la certeza de que su hijo, Bo Guagua, corría riesgos ante las presiones del empresario británico.
Por ello, añadió la agencia, Gu dijo que “aceptará y enfrentará serenamente cualquier sentencia”.
Heywood, agregó, había exigido de su hijo Bo Guagua 13 millones de libras esterlinas (unos $20 millones de dólares), y le envió un correo electrónico donde le alertó: “te destruiré”. Tras conocer este mensaje, dijo Gu, sintió que debía luchar hasta su propia muerte “para contener la locura de Neil Heywood”.
Por ello, apuntó Xinhua, Gu narró que invitó a Heywood para una reunión en un cuarto de un hotel en Chongqing. Después de que el empresario estuviera alcoholizado, le hizo ingerir veneno y luego desparramó píldoras por el piso, para simular un caso de sobredosis.
El caso salió a la luz varios meses más tarde, cuando Wang Lijun, jefe de policía de Chongqing y considerado la mano derecha de Bo Xilai, pidió refugio en un consulado de Estados Unidos y reveló lo ocurrido.
Más allá de mezclar dinero, crimen y política, el escándalo expuso divisiones en el seno del Partido Comunista, que prepara su 18.º Congreso en octubre y debería dar lugar a una nueva generación de dirigentes, entre los que Bo Xilai se destacaba como uno de los más influyentes.