México (AFP). La causa de la explosión en la sede central de la petrolera estatal Pemex que dejó hasta el momento un saldo de 33 muertos y 121 heridos continuaba siendo un misterio este viernes, cuando el gobierno dijo que no descarta ninguna posibilidad, incluida la de un atentado.
El gobierno “está determinado a encontrar la verdad de los hechos sea cual sea... si se trata de un accidente, si se trata de un incidente, si se trata de un atentado, la que sea”, dijo en conferencia en las instalaciones de Pemex el fiscal general Jesús Murillo Karam, más de 24 horas después de la explosión.
Junto a un nutrido equipo de peritos especialistas, incluso en criminalística provenientes de diferentes ministerios de México y de dos empresas extranjeras que recogen todo tipo de pruebas en el lugar, Murillo aseguró que las investigaciones llegarán hasta el fondo.
“No se dejará nada a la imaginación”, insistió el fiscal general.
Murillo Karam también dijo que continúan las labores de búsqueda de personas con vida que pudiesen estar atrapadas entre los escombros, a insistencia sobre todo de los mismos trabajadores de la petrolera, a pesar de que la Cruz Roja había asegurado más temprano este viernes que habían concluido las tareas.
Pasado el mediodía de hoy fue encontrada la víctima mortal número 33, aunque hasta el momento no se ha dado a conocer su identidad.
Del resto de muertos, 20 son mujeres y 12 hombres, mientras que 121 personas resultaron lesionadas, de las cuales 52 permanecen hospitalizadas, según el último reporte oficial.
En la zona del estallido que abarca el sótano, la planta baja (o primer piso) y el mezanine (entrepiso) de la torre B de un conjunto de oficinas enclavado en una céntrica y transitada avenida de la capital, se encontraba el área de recursos humanos.
Murillo Karam dijo que aún falta por revisar si hay que gente con vida en donde se encuentran los pilotes del edificio (basamentos cilíndricos principales), que se están reforzando para evitar que se desplome durante las tareas de búsqueda y rescate, en las que han participado hasta 2.500 personas, incluidos voluntarios.
Lo único que Murillo quiso asegurar en la conferencia es que no hay rastros de fuego, ni en escombros, pacientes o cadáveres.
Hasta el momento no se ha producido reivindicación alguna de la deflagración en las oficinas de Pemex, entre las que destaca un rascacielos de 54 pisos que en los años ochenta fue el más alto de América Latina.
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto, que este viernes realizó una visita a un hospital de Pemex en donde se encuentran algunos de los heridos decretó tres días de luto nacional, mientras que el Congreso guardó un minuto de silencio por las víctimas.