Damasco. AFP El régimen sirio calificó ayer de “mentiras” las acusaciones de Estados Unidos de que sus tropas usaron armas químicas y denunció la intención de Washington de incrementar el apoyo militar a los rebeldes.
Rusia había puesto en duda poco antes la fiabilidad de las acusaciones estadounidenses y había criticado la decisión de aumentar la ayuda a los grupos que buscan derrocar a Bashar al-Asad.
Esas polémicas vuelven a dejar en evidencia la impotencia de la comunidad internacional para frenar la guerra civil siria , que desde el estallido de la rebelión en marzo de 2011 ha dejado unos 93.000 muertos, según la ONU.
“La Casa Blanca publicó un comunicado lleno de mentiras sobre el uso de armas químicas en Siria, basándose en informaciones amañadas”, dijo un funcionario de la Cancillería siria, citado por la agencia oficial SANA.
El responsable señaló que esas acusaciones surgen “luego de unos informes de que los grupos terroristas armados activos en Siria (calificativo que el régimen usa para los rebeldes) poseen armas químicas mortales y de la tecnología necesaria para su fabricación”.
El poder sirio admitió en julio de 2012 poseer armas químicas y desde entonces cruza acusaciones con los rebeldes sobre el uso de ese tipo de arsenal, aunque siempre se ha negado a autorizar una investigación de la ONU en su territorio.
EE. UU. acusó el jueves, por primera vez, al régimen de Bashar al-Asad de haber recurrido a ese tipo de armas, y en particular a ataques “en pequeña escala” con gas sarín, que habrían matado a “entre 100 a 150 personas”.
¿Zona de exclusión aérea? La designada asesora de seguridad nacional estadounidense, Susan Rice, dijo ayer que hay “inconvenientes y limitaciones” para imponer una zona de exclusión aérea en Siria.
Rice dijo que el Gobierno decidió incrementar el apoyo militar a los rebeldes porque el presidente Bashar al-Asad había cruzado una “clara línea roja”, usando armas químicas.
Según la prensa estadounidense, los jefes militares de EE. UU. han propuesto al Gobierno establecer una pequeña zona de exclusión aérea, que cubre los campos de entrenamiento de combatientes de la oposición.
Ante preguntas de los periodistas, Rice dijo que “esa opción tiene algunos inconvenientes y limitaciones” de las que son “muy conscientes” y tendrán “en cuenta para cualquier decisión”.
Por otra parte, el Hezbolá chiita libanés, que participa en los combates en Siria apoyando al régimen, seguirá implicado en el conflicto, anunció su jefe, Hasan Nasralá.
“Allí donde debemos estar, estaremos”, afirmó en un discurso transmitido por televisión.