Bogotá. AFP El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, cumple el lunes sus primeros cien días de gobierno en los que se ha desmarcado de su mentor (y predecesor) Álvaro Uribe, pero afronta desafíos como restituir tierras a desplazados, y reducir la pobreza y el conflicto armado interno.
Santos, de 59 años y quien asumió la presidencia el 7 de agosto, se presentó como la continuidad del popular exmandatario derechista Uribe, quien centró su gobierno (2002-2010) en el combate a las guerrillas izquierdistas, en ofrecer 2,5 millones de empleos para reducir la pobreza, en indemnizar a las víctimas del conflicto armado y mejorar las deterioradas relaciones con los vecinos, en particular Venezuela y Ecuador.
El 10 de agosto, Santos y su homólogo venezolano Hugo Chávez restablecieron las relaciones diplomáticas de sus países, rotas tres semanas antes. Esto marcó la primera señal de alejamiento con Uribe. Ello fue acompañado por un mayor acercamiento con los países e instituciones de América Latina y un replanteamiento de las relaciones con EE. UU., país del que es el principal aliado en la región.
“Santos es más reflexivo y menos impulsivo que Uribe. Tiene formación de gerente y le dio un nuevo aire al país, pues en los últimos días de Uribe hubo conflictos tanto internos como con los vecinos”, dijo el publicista político Juan Rocha.
A pesar de la popularidad de Santos (89% de aceptación), algunas de sus promesas parecen difíciles de cumplir, como restituir tierras a desplazados por la violencia y acabar con las bandas que asesinan a defensores de derechos humanos. “La Policía y las Fuerzas Militares debemos redoblar esfuerzos para no debilitar lo avanzado en seguridad”, dijo Santos ayer.