El conflicto confesional “ha vuelto a Irak, ya que comenzó en otra parte de la región”, dijo el primer ministro en la televisión.
En los últimos cinco días, más de 200 personas han muerto y otras 300 han resultado heridas en Irak, muchas de ellas en enfrentamientos entre fuerzas de seguridad por un lado y manifestantes y hombres armados sunitas por el otro.
Al-Maliki alertó, asimismo, que la discordia no conoce fronteras y si estalla en Irak se puede expandir por toda la región. “El sectarismo es malo, y el viento del sectarismo no necesita una autorización para pasar de un país a otro; comienza en un lugar y se desplaza hacia otro”, sostuvo el primer ministro.
El jefe de la milicia Sahwa en Irak, enemiga de al-Qaeda, amenazó por su lado con una guerra contra los militantes si estos no entregan a los que mataron, ayer por la mañana, a cinco soldados iraquíes y a otros cinco miembros de Sahwa, según la televisión oficial.
Si los responsables no son entregados, “los Sahwa aplicarán los procedimientos requeridos y harán lo que hicieron en el 2006”, afirmó el jeque Wissam al-Hardan, de acuerdo con dicho canal. En el 2006, los milicianos Sahwa combatieron encarnizadamente a los militantes sunitas, apoyando al Gobierno.
Desde hace cuatro meses, manifestantes sunitas reclaman la dimisión de al-Maliki, un chiita acusado de acaparar el poder y marginar a los sunitas.