PHOENIX. AP El primer gobernador hispano de Arizona, Raúl Héctor Castro, quien también sirvió como embajador estadounidense en tres países, falleció ayer a los 98 años.
El portavoz de la familia, James García, dijo que Castro murió por la mañana mientras dormía en San Diego, donde se encontraba en cuidados paliativos.
Castro fue un hombre de origen humilde, la personificación del sueño estadounidense. Superó pobreza y discriminación para graduarse de la universidad y lanzar una exitosa carrera política y diplomática.
“Estados Unidos es la tierra de la oportunidad”, manifestó Castro a la AP en 2010.
“Aquí, uno puede lograr lo que quiera, pero tienes que trabajar por ello”, agregó.
Nacido en Cananea, México, en 1916, pero criado al otro lado de la frontera, cerca de Douglas, Arizona, Castro vio discriminación a su alrededor. Se preguntaba por qué los hispanos eran jornaleros y ninguno entregaba correo ni trabajaba en oficinas.
No le parecía bien que los niños hispanos tuviesen que caminar kilómetros hasta la escuela todos los días mientras que los niños blancos iban en autobuses escolares, rememoró en aquella entrevista.
Cambio. Castro decidió ir contra la corriente. Cuando no pudo conseguir trabajo como maestro –las escuelas entonces no contrataban a educadores de descendencia mexicana– se volvió un vagabundo por un tiempo, trabajando como jornalero y boxeando.
Consiguió trabajo en el consulado estadounidense en la ciudad fronteriza de Agua Prieta, México, donde fue elogiado por su dedicación, pero se consideró que no tenía futuro en el servicio diplomático a causa de su nombre hispano y su falta de educación universitaria.
Tras ser rechazado inicialmente, se graduó en Derecho de la Universidad de Arizona y fue electo más adelante el primer fiscal hispano del condado y primer juez hispano de la corte superior de Opima.
Castro, un demócrata, fue embajador de Estados Unidos en tres países de América Latina antes y después de que se desempeñara como gobernador de Arizona por dos años y medio a mediados de la década de los 70.
Lyndon B. Johnson lo envió a El Salvador y más adelante a Bolivia. De ese país regresó a Arizona y lanzó su primera candidatura a gobernador, perdiendo en 1970 ante el republicano Jack Wallace por apenas 1,5 puntos porcentuales.
Le fue mejor cuatro años más tarde, cuando venció al republicano Russ Williams por menos de 1 punto porcentual.
Después de ejercer el cargo de gobernador, Castro renunció para ser embajador en Argentina, a pedido del presidente Jimmy Carter.
Pasó los últimos años de su vida viviendo en Nogales y hablando con estudiantes en todo el estado de Arizona, para motivarles a trabajar arduamente y soñar.