Emma Sulkowicz dice que, en el primer día de su segundo año en la Universidad de Columbia, un compañero la violó. Había tenido relaciones sexuales consensuadas con él dos veces, pero aquella ocasión fue distinta: una y otra vez, le dijo que se detuviera. Él no lo hizo.
Como contó la estudiante de Artes al periódico universitario, se sintió “avergonzada y apenada” por lo que le había sucedido, de modo que no reportó el ataque a la Policía.
Cuando conoció a otras dos chicas que alegaban que él también las había atacado fue que se decidió a hablar con las autoridades universitarias. En abril del 2013 , tras el proceso interno, lo declararon “no responsable”, y el asunto no pasó a más. Lo mismo había ocurrido con los otros casos.
Emma se hartó. Ante lo que considera indiferencia de las autoridades universitarias, opone su tesis: Carry That Weight (Cargar ese peso). Cargará con un colchón idéntico a aquel donde se habría perpetrado el crimen por toda la universidad hasta que la institución expulse al presunto abusador, él se gradúe o ella concluya sus estudios.
En abril, Sulkowicz fue una de las 23 estudiantes de Columbia y Barnard College que presentaron quejas separadas ante el Departamento de Educación de los Estados Unidos por lo que consideran un mal manejo de sus denuncias.
Ahora, su historia está en los principales medios de su país y el exterior. Lo que solía ser un problema restringido a las universidades se ha convertido en asunto político de primer orden. El presidente Barack Obama acaba de lanzar la campaña It’s on Us (Está en nosotros) , que invita a universidades y estudiantes a tomar parte activa en la lucha contra la violación sexual en los campus.
Se calcula que cada año ocurren hasta 300.000 abusos sexuales en universidades estadounidenses , y más del 97% de víctimas son mujeres. Además, la inmensa mayoría de crímenes (95%) no son denunciados a la Policía.
Arte combativo
El acto de Emma Sulkowicz es una obra de performance teñida de profundas implicaciones políticas. Muchos artistas recurren a su cuerpo como medio de protesta, y Emma lo hace al forzarse a cargar el peso del colchón y exponerse a sí misma y a su dolor a la mirada de todos en la universidad.
La crítica de arte de The New York Times , Roberta Smith, lo considera una obra de arte y de resistencia política. “Es la culminación de dos años de dolor, humillación, frustración y justa ira que comenzó en el 2012”, escribe.
El acto tiene reglas que profundizan la propuesta artística : el colchón siempre debe estar con Emma dentro del campus y no puede salir de este; ella no puede pedir ayuda a nadie para cargarlo, pero puede aceptarla.
Cargar el peso es una metáfora para la abrumadora indiferencia que la joven sintió. Pensó que hablar con la policía la ayudaría, pero confiesa que fue peor.
Después de presentar su denuncia, la experiencia la dejó aún más insastisfecha. “Los violadores son inocentes hasta que se pruebe lo contrario, pero las sobrevivientes son tratadas como culpables hasta que se pruebe su inocencia”, declaró a Columbia Spectator .
Según la estudiante, ya que ella había tenido sexo con el presunto violador anteriormente, la Policía no tomó en serio sus declaraciones. Jean-Paul Nungesser, el denunciado, ha sido expuesto dentro del campus por medio de pancartas que denuncian otras supuestas violaciones.
Varios compañeros de Emma la ayudan a cargar con su peso. Eso subraya la obra: la violación es asunto serio y problema de todos.