Washington
En la recta final de una virulenta campaña electoral en la cual la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump queman sus últimos cartuchos en la lucha para ganar la Casa Blanca, el presidente Barack Obama se sumó de lleno alentado a los votantes a apoyar a su exsecretaria de Estado.
"Cuando dije que el destino de la República está en vuestras manos, no estaba bromeando", agregó. "¡Rechacen el miedo! ¡Elijan la esperanza! ¡Voten!", arengó Obama un mitin en Chapel Hill, Carolina del Norte.
"Ustedes pueden elegir a la primera mujer presidenta (...), tienen la oportunidad de hacer historia", agregó.
El próximo martes, los estadounidenses no solo eligirán al presidente y vicepresidente, sino también a todos los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a 34 de los 100 senadores.
Los republicanos enfrentan el reto de mantener el dominio en ambos cuerpos del Congreso y los demócratas aspiran, al menos, arrebatarles el Senado.
En la batalla por la Casa Blanca, Hillary Clinton, debilitada nuevamente por el caso de sus mensajes electrónicos, retomó la ofensiva y acusó a su rival republicano de haber "pasado su vida denigrando, degradando, insultando y agrediendo a las mujeres".
"Ha demostrado que no tiene el temperamento ni la calificación para ser presidente", afirmó quien, a los 69 años, podría convertirse en la primera mujer en ocupar la Presidencia de Estados Unidos.
Donald Trump, de 70 años, no se quedó atrás y sacó toda su artillería pesada.
Clinton -afirmó- amenaza con provocar una "tercera guerra mundial" si gana la elección.
La acusó de haber dejado ingresar a Estados Unidos "a los más peligrosos y violentos clandestinos" cuando estaba a la cabeza de la diplomacia norteamericana.
"No tiene sentido común, no tiene intuición", arremetió en un mitin en el estado clave de Florida.
Los asesores del republicano acusaron a Clinton de haber "puesto constantemente sus intereses (...) por encima de los de los estadounidenses".
Esta retórica terminó por sacar a Clinton de las casillas.
El martes, durante un mitin en Florida, un manifestante exhibió una pancarta en la que acusaba a su marido, Bill Clinton, de ser un violador. La ex primera dama no pudo contener su ira.
"Ya tengo suficiente de estos comportamientos negativos, oscuros, divisivos y peligrosos de gente que apoya a Donald Trump", aseguró, lo cual augura una difícil reconciliación entre los dos Estados Unidos que se enfrentan en esta elección.
Epílogo muy caliente. Este clima deletéreo sin precedentes en una campaña electoral se crispó aun más por el papel jugado por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la catarata de revelaciones de prensa y del sitio Wikileaks, que no cesan de sacudir la campaña.
El director del FBI, James Comey, de filiación republicana y en la picota por haber decidido reanudar la investigación sobre el uso por Clinton de un servidor privado cuando era secretaria de Estado (2009-2013), es acusado ahora por los demócratas de silenciar las "conexiones" de Donald Trump con Rusia.
Yahoo News exhumó este miércoles un video de 1988 que parece poner en evidencia cierta cercanía entre Donald Trump y una conocida figura de la mafia, Robert LiButti.
En un registro menos escandaloso, The New York Times reveló el martes que el magnate inmobiliario había usado durante años en la década de 1990 métodos cercanos a la ilegalidad para reducir el pago de impuestos en "varias decenas de millones de dólares".
Por su parte, el presidente Barack Obama atacó sutilmente este miércoles la reanudación de la pesquisa sobre los e-mails, al afirmar que las investigaciones no deberían basarse "en insinuaciones, informaciones incompletas o fugas" periodísticas.
Recordó asimismo que la primera investigación del FBI había concluido que Hillary Clinton había cometido "errores", pero que "nada merecía ser objeto de demandas judiciales".
Para vencer el 8 de noviembre, cualquiera de los dos candidatos a la Casa Blanca deberá obtener al menos 270 grandes electores distribuidos entre los 50 estados de la Unión.
Los sondeos de intención de voto le siguen dando ventaja a la demócrata, pero el promedio establecido por el sitio Real Clear Politics otorga a Clinton apenas 2,2 puntos más que a su adversario (45,3% contra 43,1%) a nivel nacional.
Un nuevo sondeo realizado por ABC News publicado el miércoles otorga a ambos el mismo porcentaje: 46%.
La diferencia también se redujo en varios estados clave, entre ellos Carolina del Norte, y Trump va al frente en Ohio y Arizona, según el promedio de los últimos estudios.
La incertidumbre sobre el resultado electoral hizo caer este miércoles a las principales plazas financieras mundiales, que temen la llegada del imprevisible Trump a la Casa Blanca.
Votos por Cámara Baja. En tanto, los republicanos, que disponen de una cómoda ventaja en la Cámara de Representantes saliente, encaran el desafío de mantener este predominio.
Pocas docenas de las 435 bancas de la Cámara Baja son competitivas y los demócratas necesitan añadir 30 para asumir el control de ese órgano.
Los exabruptos que le costaron una caída de popularidad de Trump en la recta final de la campaña alentó las esperanzas de los demócratas de que el magnate le cueste varios escaños a su partido, pero ahora resta por verse qué impacto tendrá el anuncio de que el FBI reanudó una investigación de los correos electrónicos de Clinton.
"Creo que la diferencia será de un solo dígito, para un lado o para el otro", pronosticó la jefa de la minoría demócrata, Nancy Pelosi.
Los republicanos tienen 246 escaños en ese cuerpo y los demócratas, 186.
El presidente Barack Obama apoyó a 30 aspirantes demócratas, mayormente figuras que tratan de quedarse con bancas republicanas, tratando de impulsar sus candidaturas con su popularidad.
Los republicanos dan por sentado que perderán plazas, y en privado admiten que es posible, aunque improbable, que Trump les cueste la mayoría en la Cámara Baja.
Si bien los republicanos aspiran a quitarle algunas bancas a los demócratas en California, Florida, Minesota, Nebraska y Nueva York, el grueso del dinero que tienen lo usan para proteger a los representantes que pueden correr peligro.
Congressional Leadership Fund y la American Action Network anunciaron hace poco que se proponen defender 15 distritos republicanos de todo el país y también hay nuevos avisos en 11 circunscripciones de ese partido pagados por el National Republican Congressional Committee, el brazo político de la agrupación en la Cámara Baja.