La dureza de las palabras de José María Aznar, crítico acérrimo de los separatistas vascos y del Gobierno socialista de Felipe González, no se ablandó ni siquiera por los 25 kilos de explosivo con los que el miércoles pasado atentaron contra su vida.
El presidente del conservador Partido Popular (PP) y principal líder de oposición, no se inmutó por la acción perpetrada por el grupo terrorista ETA, y horas después de salir ileso de la explosión arengó de nuevo contra los separatistas tras asegurar que jamás "tendrán la última palabra".
Para los analistas, no es coincidencia el hecho de que ETA lo hiciera el blanco del primer ataque que realiza contra un dirigente político en más de 14 años: Aznar es actualmente el líder de oposición con más probabilidades de sustituir en la Presidencia del Gobierno al socialista Felipe González.
Desde 1990, el político se encuentra reunificando su partido, y haciendo campaña con la intención de diputar la jefatura del Gobierno. La carrera ascendente de Aznar es suficientemente firme como para que la intransigencia del discurso del dirigente con la causa de grupo vasco les haya inquietado al punto de intentar abortar su eventual arribo al poder.
Hombre de acero
Casado con Ana Botella y padre de tres hijos, el dirigente ha criticado constantemente al grupo terrorista y promete en un eventual mandato suyo una política mucho más dura contra los etarras que la realizada por el gobierno de González, en 13 años de administración.
Fuerte en sus ideas, el representante de la ola neoconservadora se muestra contrario a negociar con ETA, e insiste en que los militantes en prisión deben cumplir íntegramente sus condenas, contrario a la "política de reinserción" que propugna el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de González.
Esta posición le ha puesto en la mira del anónimo Comando Madrid, que ya antes atentó contra su vida, según reconoció la viceministra del Interior, Margarita Robles.
La funcionaria no dio más detalles de esos atentados, los cuales el propio presidente del PP ignoraba. Empero, señaló que Aznar es uno de los hombres más protegidos por las autoridades del país, con un sistema de vigilancia incluso mejor que el de algunos ministros.
Pese a ese despliegue, un error de los terroristas, que accionaron un segundo antes de tiempo la bomba colocada en el Fiat Uno, y el blindaje de acero del Audi-Volkswagen de Aznar (con una tonelada de peso), fueron los factores que le impidieron a ETA acabar con quien puede llegar a ser el futuro presidente del Gobierno de España.
El pensamiento de Aznar no solo atemoriza al grupo vasco, sino que desvela al PSOE, duramente criticado por sus yerros económicos y el creciente desempleo (o "paro", como lo llaman los españoles), y que encara una de sus más graves crisis políticas, debido al supuesto apoyo a comandos antiterroristas en la década de los 80, conocidos como GAL.