San Salvador. ACAN-EFE. La “tregua” alcanzada hace 16 meses entre las pandillas salvadoreñas ha permitido disminuir los homicidios en 52% en El Salvador, pero todavía no se traduce en paz para la población en general, que aún vive bajo las amenazas de estos grupos delictivos.
El armisticio entre las principales pandillas salvadoreñas se inició el 9 de marzo de 2012 y consiste, básicamente, en no asesinarse entre sí, lo cual deja a los demás salvadoreños a su merced.
La fragilidad del pacto ha sido muy cuestionada, incluso por las nuevas autoridades de seguridad del país, y quedó demostrada con dos hechos recientes: un repunte en el número de asesinatos y el abandono de una escuela por maestros y alumnos atemorizados por las pandillas.
El nuevo ministro de Seguridad, Ricardo Perdomo, que lleva menos de dos meses en el cargo, considera que el problema radica en que los pandilleros “hicieron una tregua entre ellos, pero no una tregua entre ellos y el resto de la población”.
Una escuela vacía. Muestra de que la población sigue bajo riesgo es que la Escuela San Francisco Dos Cerros, en el municipio de El Paisnal, está abandonada desde el lunes pasado por sus 10 maestros y 289 alumnos debido a las amenazas de pandilleros. Según las autoridades, el inicio del problema fue que la Policía capturó a un pandillero de la mara 18 que trató de reclutar a alumnos del centro educativo y fue denunciado por su director.
Este hecho viola el compromiso que anunciaron los pandilleros el 2 de mayo de 2012, cuando dijeron que, en el marco de la “tregua”, dejarían de reclutar estudiantes en las escuelas.
Una maestra de una escuela estatal de Lourdes Colón, en el oeste del país, dijo que la disputa territorial e intentos de reclutamiento persisten en los centros educativos y que muchos jóvenes se ven obligados a dejar de estudiar o trasladarse a otros lugares.
Hasta el momento, el “único beneficio” que ha recibido la población “ha sido la baja de homicidios”, declaró el coordinador del programa de Seguridad Ciudadana y Justicia Penal de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD), Nelson Flores.
Los demás delitos, como las extorsiones y desapariciones, “siguen latentes”, reconoció Flores.
Empero, recordó que no solo la pandillas cometen delitos en el país, sino que también hay “otros individuos” y grupos, como el crimen organizado.
Desde la implementación del pacto, sellado por la mara Salvatrucha y la pandilla 18, el país ha vivido una tendencia a la baja en los homicidios diarios, pasando de alrededor de catorce a cinco. Sin embargo, entre la última semana de junio y principios de julio, el país registró un alza de unos 20 homicidios diarios, lo que hizo temer que la “tregua” podría llegar a su fin.
Días después, tras el repunte, las autoridades anunciaron que los homicidios habían disminuido a alrededor de seis o siete.
El secretario de Seguridad Multidimensional de la Organización de Estados Americanos, Adam Blackwell, que está en El Salvador, admitió que la “tregua” es “frágil” y consideró que “hay que investigar” el repunte de homicidios, pero descartó que haya significado una “crisis” en el pacto, del que ese organismo es garante.