Tiene una visión optimista y una valoración positiva del desempeño de la política exterior de Costa Rica. Lo fundamenta en los logros de un país pequeño, desarmado y con recursos limitados.
Eduardo Ulibarri, periodista, consultor y exembajador en Naciones Unidas, destaca que pese a la complejidad de actores e intereses en el sistema internacional, “Costa Rica ha logrado desarrollar una capacidad de incidencia en temas temas internacionales” que excede sus “capacidades materiales”.
Este aspecto lo recalca en su libro Costa Rica global. Pilares y horizontes de nuestra acción en el mundo, publicado recientemente y del cual habló también en una entrevista con La Nación, el 1.° de diciembre.
Este profesor universitario jubilado ejerció aquella posición diplomática durante el gobierno de la presidenta Laura Chinchilla (2010-2014). Ahora es consultor internacional y también colabora con la Academia de Centroamérica, un centro de investigación privado, sin fines de lucro, fundado en 1969.
- Ud. advierte en su libro que este no tiene como propósito ser un referente teórico sobre diplomacia y relaciones internacionales. ¿Qué lo animó a escribirlo?
- La idea original fue de don Eduardo Lizano. Cuando terminé y publique el libro sobre la ONU (La ONU que yo viví), mucho del cual escribí en la Academia de Centroamérica, don Eduardo, que es el presidente de la Academia, me dijo: 'por qué usted no piensa en un proyecto sobre la política exterior de Costa Rica'. La idea me tentó, estuvimos discutiendo algunas ideas y él me dijo: 'creo que sería muy interesante un libro que no solo hablara de la política exterior' en sí, sino de las relaciones diplomáticas en general y que tuviera una cierta perspectiva de futuro. A partir de esa idea comencé a elaborar lo que sería la estructura de un libro y en el ejercicio de escribir la obra fui ajustando cosas.
“Traté que el resultado fuera una obra analítica con algunos elementos históricos de nuestras relaciones exteriores, más allá de lo que ha sido la diplomacia de nuestro país con una visión de futuro, con un sentido de prudencia, pues no quería ponerme a dar recetas ni sermones.
“El contenido y tipo de abordaje que hice se nutre de varias fuentes: por un lado, mi experiencia en Naciones Unidas, que eso lo acerca a uno a la práctica de las relaciones exteriores; en segundo lugar, mi interés por los temas internacionales que siempre he tenido y, además, vinculado con mi ejercicio como embajador en la ONU, un mayor interés de entender cómo es que Costa Rica ha abordado sus relaciones internacionales y cuáles han sido las bases, fundamentos, líneas o pilares de ellas”.
- En el libro queda claro cómo, desde los albores de la República, hay un interés claro de vincularse con el mundo. ¿Cuál es su valoración de estos esfuerzos?
- Primero, han sido esfuerzos que no han respondido necesariamente a un gran plan maestro, sino que se han ido generando ante coyunturas, desafíos percibidos, oportunidades e iniciativas externas, y el país ha ido reaccionado ante ellos. Ahora, si tuviera que hacer una valoración general –y partiendo de que la dirección de esos esfuerzos no siempre ha sido lineal y no siempre ha sido hacia adelante, e incluso ha habido retrocesos y baches–, esta es muy positiva, por lo siguiente:
”A lo largo del tiempo, y sobre todo de la segunda mitad del siglo XX en adelante, en un contexto de política más multilateral, ha logrado desarrollar una capacidad de incidencia en temas internacionales que excede lo que podríamos llamar sus capacidades materiales, como la dimensión del territorio, la población, la capacidad económica y algo que aquí no está de por medio, porque no existe: el poder militar”.
El exdirector de este diario, de 65 años, enfatiza también la congruencia entre política exterior y realidades nacionales, “y el desarrollo de una serie iniciativas ha logrado un grado de influencia muy importante”.Lo anterior, agrega, se traduce en beneficios que se convierten en “un eventual imán para atraer inversiones y lograr, eventualmente, que ciertos costarricenses, más que todo mujeres, ocupen cargos muy importantes en la diplomacia internacional.
“Para un país como Costa Rica, desarmado, el funcionamiento del sistema internacional, y sobre todo del derecho internacional, es fundamental para su seguridad”.
- ¿Es Costa Rica una “potencia moral”?
- Yo la calificaría como una pequeña potencia normativa y un punto referente esencialmente ético en el ámbito internacional, sobre todo para países en vías de desarrollo. ¿Por qué un referente normativo? Porque Costa Rica ha contribuido a una serie de pasos que se han dado en el sistema internacional que, si bien es cierto algunos de ellos no tienen un impacto inmediato, pero son parte de una construcción que trata de promover, por ejemplo, los derechos humanos, la paz, la solución pacífica de los conflictos, el desarme…
El exmbajador puntualiza los siguientes logros:
”Una iniciativa original de Costa Rica, a la cual luego se sumó Malasia, fue la redacción y aprobación de una convención para la prohibición de las armas nucleares. Fue una conferencia exitosa en sí misma, pero muy limitada porque estuvieron ausentes todas las potencias nucleares y todos sus aliados más cercanos.
”Otro logro importante, en el cual Costa Rica no es que haya sido la única participante, pero que sí tuvo un papel importante, fue el Tratado sobre Comercio de Armas, en el cual también ya está vigente y ratificado, y este sí ha tenido un apoyo más significativo y creo que puede tener efectos más tangibles conforme pase el tiempo.
”La creación de un Alto Comisionado para los Derechos Humanos esa fue una idea que, si bien no fue solo de Costa Rica, sí fue el país que logró finalmente posicionarla y trabajar en conjunto para que se diera.
”El protocolo para la Convención contra la Tortura también Costa Rica lo impulsó.
”En el ámbito regional, el plan de paz en Centroamérica, que en el contexto en que se dio fue un logro casi inédito en el marco de un conflicto de esta índole y de Guerra Fría. Esto, más el premio Nobel de la Paz a Óscar Arias, catapultó muchísimo la imagen de Costa Rica”.
- ¿Debe el Estado hacer del aparato diplomático un cuerpo fuerte y diplomático para mantenerse en esa línea?-
- Considero que sí, y no solo del aparato diplomático en el sentido tradicional que representa y contribuye al ámbito de la política internacional, sino también tener una visión más integral de las interacciones internacionales de Costa Rica, y en este sentido incorporo (y en el libro lo hago) el Ministerio de Comercio Exterior como el otro pilar institucional que tiene una misión externa, pero también otras instancias oficiales y no oficiales que intervienen en esos contactos.
”Me parece que un país como Costa Rica esencialmente necesita el sistema internacional desde el punto de vista económico, para el comercio, y desde el ángulo político, para nuestra seguridad. Hay que tener una voluntad y un cuerpo diplomático más robusto, y una institucionalidad, en el ámbito de la Cancillería, más moderna. Hay que ver cómo se le puede dotar de agilidad y de una capacidad de recursos un poco mayor”.
- La diplomacia nacional, aparte de modernizarse, ¿debe ser más proactiva y menos reactiva?
- Sí, aunque, conste, muchas veces ha sido proactiva. No desdeño para nada el desenvolvimiento de nuestra diplomacia. Creo que conforme ha pasado el tiempo y con todos los problemas que existen en el servicio exterior, por lo menos esa voluntad de profesionalización se ha venido acentuando. Eso le ha da una mayor estabilidad a las líneas políticas de nuestras relaciones internacionales porque ya se va decantando una serie de principios, que se van racionalizando y desarrollando, pero que es mucho más posible canalizarlo vía un servicio exterior profesionalizado, que aún falta, que uno anárquico.
- ¿Cómo debe jugar Costa Rica en un sistema internacional complejo con actores diversos y emergentes, e intereses variados?
- Desde el punto de vista estructural, la frontera entre lo nacional y lo internacional se ha venido desdibujando en los últimos tiempos, la cantidad de actores que inciden en la escena internacional se ha ido multiplicando en número y características. Ya no es el tradicional esquema de los Estados nacionales y organizaciones interestatales, sino una serie de sectores que va desde las grandes corporaciones multinacionales hasta las organizaciones no gubernamentales, sectores académicos, técnicos, científicos, fundaciones, etc.
”Esa diversidad y esa complejidad constituyen un rasgo que hace más desafiante el entorno internacional y, obviamente, el proceso de globalización que está muy vinculado a todo esto”.
Ulibarri contrapone dos aspectos: por un lado, “la emergencia de una potencia como China con un impacto económico del cual nadie puede escapar y que se puede aprovechar” y, por otro, el cambio de protagonismo de Estados Unidos desde que Donald Trump asumió la Presidencia, en enero del 2017. Puntualiza: “En lo coyuntural, ese actor central en el sistema internacional, que es Estados Unidos, que ha sido un baluarte de toda la estructura institucional que se construyó después de la Segunda Guerra Mundial, y que ha sido un garante de estabilidad, de pronto se convierte, debido al gobierno de Trump, en una fuente de inestabilidad internacional”.
- ¿Cuáles son las oportunidad y desafíos que se le presentan a la diplomacia costarricense? ¿Hacia cuáles objetivos debe apuntar?
- Las oportunidades en el mundo siempre van ligadas a las capacidades y las decisiones nacionales. Una oportunidad que ya Costa Rica ha sabido aprovechar, y que todavía tiene mucho potencial, es la de una integración económica mayor y ojalá a partir de más valor agregado. Esto pasa por decisiones locales: necesitamos un recurso humano todavía más capacitado y también una mayor capacidad de romper esa especie de dualidad que ha existido en nuestra economía en la cual hay sectores muy dinámicos, vinculados a la economía internacional, y otros que se han quedado a la zaga, ya sea porque no están vinculados a ese comercio o porque son sectores productores de bienes más tradicionales.
”Otra oportunidad está en utilizar de una manera más deliberada esa buena imagen y esa capacidad de influencia que tiene Costa Rica en el mundo en función de intereses nacionales más tangibles, de comercio, de atracción de turismo, de conexiones académicas internacionales que coadyuven a esa mayor capacitación de nuestro recurso humano, a hacer más intensas las redes de interacción entre nuestros distintos niveles de nuestra sociedad.
”En Centroamérica debemos de ser más proactivos para reforzar la institucionalidad y fortalecer más nuestros intercambios económicos, lo cual pasa por una unión aduanera.
”También hay oportunidades en el desarrollo de nuevas alianzas. En lo inmediato, la que puede ser más importante, y desgraciadamente el gobierno actual decidió patear la bola, es la Alianza del Pacífico, que tiene una dimensión comercial y una posibilidad de desarrollo estratégico mayor e incluso de llegar con representaciones comunes a una serie de ámbitos internacionales a los cuales es muy difícil llegar individualmente. En lugar de abrir una embajada en Indonesia o Malasia, si Costa Rica estuviera en la Alianza podríamos tener una representación común.
“También, ya vigente el tratado de Asociación con la Unión Europea, el potencial de intensificar las relaciones comerciales es muy grande.
”Otra oportunidad son las relaciones con China. Las diferencias con ese país no impiden desarrollar relaciones más profundas. Por ejemplo, inversiones productivas, zonas económicas...todo eso hay que desarrollarlo”.
- ¿Qué más requiere Costa Rica, además del soft power, para seguir alcanzando logros es la escena internacional?
- Un elemento importante es pensar en costos y beneficios de las iniciativas. Ante la insuficiencia de recursos presupuestarios, hay que tener un sentido de costo-beneficio. A veces no conviene emprender iniciativas para las cuales el país no está listo ni la comunidad internacional tampoco. Un ejemplo de esto fue cuando Óscar Arias lanzó (en su mensaje de toma de posesión) la idea del Consenso de Costa Rica.
”También, el país debe ser más cuidado con la presentación de candidaturas a los organismos internacionales, sobre todo las candidaturas que no son del país, sino de personas del país. Hay que tener una estrategia porque las candidaturas son como una especie de mercado de votos y, de pronto, si se extralimita en lo que apuesta pierde flexibilidad en el intercambio de votos.
”Además, la coordinación institucional dentro del gobierno y el hecho de que haya mayor direccionalidad desde la Presidencia para tratar de darle mayor oganicidad a todos los elementos que inciden en las relaciones internacionales es muy importante.
”También la calidad del cuerpo diplomático que es a medias porque, a diferencia de lo que ocurre en otros países, la infraestructura de apoyo que el Estado les da a sus diplomáticos es muy limitada. Se requiere mayor disponibilidad de recursos, no para desperdiciarlos, sino para que un diplomático tenga mayor tranquilidad en su vida personal”.