Marco Feliciano, de 40 años y electo diputado en 2010 con 211.000 votos por el Partido Social Cristiano (PSC), se define como “pastor, cantante y empresario”. Es fundador de una iglesia evangélica afiliada a la Asamblea de Dios, y que tiene hasta una empresa grabadora para sus actuaciones musicales.
El 7 de marzo fue designado presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Minorías de manera sorpresiva, y desde entonces se repiten a diario las manifestaciones en su contra, en el Congreso y en muchas ciudades de Brasil .
Activistas entregaron ayer al partido de Feliciano 450.000 firmas pidiendo su renuncia, recopiladas por medio de la organización internacional Avaaz, que moviliza campañas en Internet.
Amnistía Internacional consideró el martes “inaceptable” el cargo del pastor, por tener “posiciones claramente discriminatorias en relación a la población negra, homosexuales y mujeres”.
En el centro de la polémica están declaraciones de Feliciano en Twitter, quien afirmó que el amor entre personas del mismo sexo lleva al “odio, al crimen, al rechazo” y que “los africanos descienden del ancestro maldecido por Noé”. “Son opiniones teológicas, religiosas, suyas como pastor evangélico; no interfieren en su mandato”, alegó su asesor Welington de Oliveira.