Oslo. AFP. El ultraderechista Anders Behring Breivik fue condenado ayer a la pena máxima –y prorrogable– de 21 años de cárcel por considerarlo penalmente responsable del atentado con bomba y un tiroteo que acabaron con la vida de 77 personas en julio del 2011 en Noruega.
El tribunal de Oslo consideró por unanimidad al ultraderechista de 33 años responsable de sus actos y rechazó uno de los dos exámenes psiquiátricos que consideraba que Breivik padecía “esquizofrenia paranoica”. La pena podrá ser prolongada de forma indefinida mientras Breivik sea considerado peligroso.
Tanto Breivik como la Fiscalía anunciaron que no apelarían el veredicto, por lo que la sentencia es definitiva. El acusado precisó que no quería legitimar a un tribunal al que no reconocía con competencias para juzgarlo.
La Fiscalía, que había solicitado su internamiento psiquiátrico, evitó la celebración de un nuevo juicio que hubiera sido doloroso para las víctimas.
El acusado hizo su saludo de extrema derecha al entrar en el tribunal de Oslo y escuchó con una sonrisa el veredicto pronunciado por la jueza Wenche Elizabeth Arntzen, que corresponde a su deseo de no ser considerado demente, por temor a que esto desacredite su ideología racista y xenófoba.
Provocación. “El fallo es unánime”, declaró la jueza. El acusado "está condenado a 21 años de cárcel, con un mínimo de 10 años", añadió, lo cual significa que Breivik no podrá presentar ninguna demanda de liberación condicional durante este periodo.
Cuando, tras siete horas y media de juicio se le concedió la palabra, Breivik protagonizó una última provocación al presentar “sus excusas a los militantes nacionalistas por no haber ejecutado a más personas”.
Entonces le cortaron el micrófono y la jueza, visiblemente enfadada, le interrumpió por considerar que sus palabras estaban fuera de lugar.
El 22 de julio de 2011, Breivik mató a 77 personas, ocho de ellas en un atentado con bomba contra la sede del gobierno en Oslo, y 69, principalmente adolescentes, en un tiroteo contra el campamento de verano de las Juventudes Laboristas en la isla de Utoya, disfrazado de policía.