Bruselas. EFE. Con vistas a preparar las decisiones que se tomarán en la próxima cumbre de la OTAN en Chicago, EE. UU., los ministros de Exteriores y de Defensa de la Alianza discutirán, hoy y mañana, el papel de esta en Afganistán a partir del 2014, año en que se retirará del país el grueso de las fuerzas internacionales.
La OTAN prometió a Kabul mantener su apoyo más allá de esa fecha y en el seno de la organización eso se da por hecho, ya que habrá una nueva misión cuando concluya la actual Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF).
La presencia aliada después del 2014 se centrará en la formación y el apoyo a las fuerzas de seguridad afganas que, para entonces, habrán asumido ya la responsabilidad total de la seguridad en el país.
Washington y Londres apuestan por tener en Afganistán, al menos, un número reducido de fuerzas especiales que trabajen en operaciones contra el terrorismo.
Por ahora, está por ver si eso se concreta y si lo hace en el marco de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o por medio de convenios bilaterales entre los países interesados y Kabul.
Las decisiones deben llegar a finales de mayo en Chicago, donde se revisará la estrategia a más corto plazo de la OTAN en Afganistán.
Pese a los últimos ataques realizados por comandos insurgentes en el centro de Kabul, la OTAN insiste en que la situación de seguridad mejora y en que las fuerzas afganas están cada vez más preparadas para responder a las amenazas de los talibanes.
Este año se espera que el tamaño del Ejército y la Policía de Afganistán crezca a 352.000 efectivos que deberían compensar la reducción de fuerzas extranjeras.
En los próximos años, conforme lo permita la situación sobre el terreno, Afganistán debería comenzar a reducir su sector de seguridad hacia un tamaño sostenible.
La OTAN estima que a largo plazo la cifra idónea de agentes sería de 228.500, fuerza que tendrá que ser financiada en gran medida por la comunidad internacional.
Ahora mismo, EE. UU. se hace cargo de casi la totalidad del presupuesto de las fuerzas afganas, pero Washington espera que tras la retirada de sus tropas en el 2014 el resto de países participen también, y buscará un principio de acuerdo en la reunión de Chicago.
La administración de Barack Obama estima que del 2015 al 2018 el costo de mantener esas fuerzas de seguridad será de unos $4.100 millones de anuales.
Según fuentes diplomáticas, EE. UU. ya comenzó a pedir contribuciones al resto de socios, que variarían en función del tamaño, la economía y otros factores.