La Isla recibió a lo largo de tres décadas armamento por 30.000 millones de dólares en obsequio de la antigua Unión Soviética, según cifras oficiales, pero esos suministros “cesaron de forma abrupta en el año 1990”, dijo Raúl Castro en el 2001, cuando era ministro de las Fuerzas Armadas.
Desde entonces, la Isla no ha adquirido nuevas armas, según el Gobierno, y la industria nacional se ha dedicado a modernizar los antiguos equipos.
De unos 300.000 efectivos a comienzos de la década del 90, Cuba cuentan ahora con unos 60.000, según estimaciones de varios institutos especializados, a falta de cifras oficiales.
La Fuerza Aérea tiene medio centenar de aviones en servicio, algunos helicópteros y aviones de transporte Antonov. La Marina dispone de una veintena de naves.
A las fuerzas regulares se suman un millón de milicianos y 3,5 millones de miembros de las “brigadas de producción y defensa”.
Pero durante la Guerra Fría la Isla tuvo capacidad de intervenir militarmente en África.
Fidel Castro envió en 1975 el primer contingente militar a Angola para ayudar a su amigo Agostinho Neto, quien acababa de llegar al poder tras la retirada portuguesa y enfrentaba dos guerrillas apoyadas por Zaire y Sudáfrica.
En los 16 años en Angola (1975-1991) intervinieron en forma rotativa más de 377.000 soldados y 56.000 oficiales cubanos.
La presencia militar cubana se extendió también a Etiopía y otras naciones africanas; ningún otro país de América Latina ha tenido una movilización de tal dimensión en otro continente.